Con 77 años de historia en la Ciudad de Buenos Aires, la cadena de pizzerías Kentucky planea desembarcar con 15 franquicias en el interior del país en 2020.
"Las aperturas se concentrarán en el Gran Buenos Aires (GBA), pero también apuntaremos a las principales ciudades de las provincias de la Argentina, como Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Neuquén, entre otras", adelanta Francisco Bazán, director comercial de Desarrolladora Gastronómica, dueña de la firma y de otras marcas de renombre como Güerrin y Dandy.
En lo que va del año, la empresa inauguró 12 sucursales de Kentucky en distintos puntos de la Ciudad y el GBA, y prevé finalizar el año con 70 locales activos en total. "Solamente en octubre, empezaron a funcionar seis locales. Recientemente, llegamos a La Plata, Lanús, Campana, Agronomía y Villa Urquiza, y en Morón pusimos en marcha el primer 'auto pizza' (se trata de la primera pizzería del país que cuenta con el sistema de retiro de pedidos en autos)", explica Bazán.
Para montar un local de la cadena, el franquiciado debe desembolsar unos $ 565.000. Los establecimientos cuentan con aproximadamente entre 120 y 150 metros cuadrados, aunque el ejecutivo aclara que la dimensión varía entre un formato y otro. "Los puntos de venta 'al paso' son de menor metraje, como por ejemplo los de zonas de alto tránsito como el Microcentro, mientras que otros negocios son de mayor magnitud", señala, y agrega que se cobran regalías del 5% sobre el total de las ventas (concepto que incluye la publicidad).
De acuerdo a Bazán, las franquicias gastronómicas hoy resultan atractivas, especialmente el rubro de pizzerías. "La pizza es un producto que soporta las crisis, una comida culturalmente argentina, y fácil de operar, sobre todo, en volumen. Además, la inversión requerida para abrir un local es menor a la que se necesita para una hamburguesería y una cervecería, que demandan un equipamiento distinto y más complejo", destaca, y comenta que, a diferencia de otros segmentos de fast-food que están saturados y ya tocaron "techo", "el sector está experimentando un auge": "Nosotros nos abocamos a la pizza de molde, dirigida a un público masivo, pero están surgiendo cada vez más propuestas ligadas a la especialidad y los diferentes orígenes, como el neoyorkino e italiano".
Pese a la caída de las ventas, 2019 fue un buen año para la marca. "La clave para hacerle frente a la coyuntura adversa fue lograr un equilibrio en los precios. Es fundamental, en tiempos como estos, mantenerlos estables lo máximo posible, para evitar repetitivos aumentos. Nuestra propuesta busca ser accesible. Tenemos menús individuales que parten desde los $ 170 y constantemente trabajamos en el diseño de promociones para alentar la demanda", dice el vocero de la firma.
Asimismo, reconoce que la expansión de la marca hizo que la baja del consumo no se sintiera tanto. "Ganamos capilaridad y, en consecuencia, visibilidad. Eso se tradujo en más clientes", afirma, al tiempo que añade que la llegada de Kentucky a determinadas ciudades atrajo un mayor interés por parte de potenciales franquiciados. "Nos aumentaron las consultas de zonas aledañas a las locaciones donde inauguramos sucursales en el último tiempo en relación a las condiciones para abrir una sucursal", concluye Bazán.
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