Es difícil atribuir a una única causa el incremento de los niveles de pobreza e indigencia relevados por el Indec en el segundo semestre del año pasado. Pero una primera mirada permite observar cierta correlación entre el rebrote inflacionario a partir de mayo de 2018 por el traspaso a precios de la devaluación y, a la vez, el deterioro del mercado de trabajo.
La medición de pobreza e indigencia en el segundo semestre, tanto en porcentaje de hogares como de personas afectadas por estas situaciones, es la peor en lo que va del gobierno actual. Tras arrancar el 2016 con un 21,5% de los hogares y 30,3% de las personas, la pobreza fue cediendo hasta llegar a 17,9% de los hogares y 25,7% de la población en el segundo semestre de 2017. A partir de allí comenzó a acelerarse y terminó el 2018 con un 23,6% de los hogares y 32,0% de las personas.
La evolución de la indigencia siguió el mismo recorrido. En la primera mitad de 2016 alcanzaba a 4,5% de los hogares y 6,1% de la población, mientras que el piso llegó en el segundo semestre de 2017, con 3,5% de los hogares y 4,8% de las personas. Un año después, el Indec consideró indigentes al 4,8% de los hogares y al 6,7% de la población.
"La incidencia del flagelo sigue siendo sensiblemente mayor en la población más joven: la tasa de pobreza entre los menores de 14 años es de 46,8% y entre los adultos en el rango de 15-29 a 38,6%", señaló Melisa Sala, analista de LCG. Y agregó que "la tasa de pobreza en estas franjas etarias subió 7 puntos porcentuales en el último año".
En cuanto a los mayores de 65 años, si bien la incidencia de la pobreza es mucho menor con un 9%, no obstante, en términos relativos fue la que más creció, un 45%, pasando de 6,2% a 9%. "La pérdida real de ingresos (12% interanual en segundo semestre de 2018), derivada del ajuste de la fórmula de movilidad y la aceleración de la inflación inciden en el deterioro de este indicador", explicó Sala.
Consultado sobre las razones detrás del aumento de la pobreza, Daniel Schteingart consideró que en especial "se debe a la inflación, no tanto por el mercado de trabajo". Indicó que la canasta básica alimentaria "subió más del 50% entre fines de 2017 y de 2018 y los ingresos del hogar subieron muy por debajo de eso" y aclaró que aún no está el dato pero el ingreso de los hogares "debe haber subido en torno al 30%".
Corrientes y el Gran Resistencia registran los peores indicadores del país. Con 49,3% de pobres y 13,85 de indigentes, Corrientes lidera el ranking, mientras que en la localidad chaqueña le sigue con 41,4% de pobres y 10,6% de personas que no alcanzan a comprar un mínimo de alimentos.
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