El contexto global para la deuda emergente luce claramente desafiante. La inmensa mayoría de los bonos soberanos en dólares de esos mercados muestran una fuerte caída en lo que va del año.
En ese contexto, la deuda argentina se encuentra entre los bonos de peor performance a nivel global entre sus pares.
Un mundo difícil
La disparada en las tasas de interés de los bonos del Tesoro americano provocó un contexto sumamente desafiante para todo el mercado de deuda global.
La mayor inflación en Estados Unidos provocó sospechas de que la Reserva Federal (Fed) volverá a subir la tasa y mantendrá un sesgo monetario contractivo por más tiempo.
Esto despertó un rally en las tasas de los distintos tramos de curva soberana americana, llevando a los rendimientos hacia máximos de dos o tres años.
En donde mayores subas de tasas se evidenciaron fue en el tramo corto de la curva americana: la tasa de seis meses pasó de valores de 0,5% para ubicarse actualmente en casi 3%.
Los rendimientos a dos y 10 años subieron con fuerza, pasando de 1% y 1,5% a comienzo de año hasta los 3% y 3,85% respectivamente.
Una suba de tasas de los bonos del Tesoro estadounidense implica una fuerte caída en el precio de los mismos, por lo que se registran fuertes pérdidas en el acumulado del año en los distintos índices de bonos globales.
El índice de bonos globales muestra una baja del 10% en lo que va del 2022 y del 12% en el último año.
Dentro de ese escenario, los bonos emergentes son los que más sufren.
Los bonos de emergentes de grado especulativo caen 23% este año y 27% en los últimos 12 meses. A su vez, los bonos de mercados emergentes retroceden 21% en 2022 y 23,5% en el último año.
Los bonos de grado de inversión retroceden 15% en 2022 y 17% en el último año, seguido por los bonos de grado especulativo que caen 11% y 12% respectivamente.
La deuda argentina entre los más castigados
En este contexto, los bonos argentinos se encuentran entre los bonos soberanos que más pierden entre sus pares y a nivel global en lo que va del año.
Según datos de Portfolio Personal Inversiones (PPI), entre los bonos de países que más caen este año se encuentran la deuda de Ucrania y Rusia, con retrocesos respectivos de 78% y 67%.
A estos países en guerra le siguen los bonos de Pakistán, El Salvador y Sri Lanka que evidencian pérdidas de 48,1%, 47,5% y 47% respectivamente.
En el sexto lugar del ranking de bonos soberanos que más caen se encuentran los de Argentina, con una merma del 44,5%.
A este pelotón se le pueden sumar también países como Kenia, Egipto, Honduras, Nigeria, Gabón, Ghana, Senegal, Ecuador, Republica Dominicana, Angola, Jordania y Turquía, que caen menos que la deuda de Argentina, bajando en lo que va del 2022 entre 57% y 19%.
Desde PPI remarcaron que para generar un cambio de tendencia, a los precios actuales, el segmento necesitará más que la confianza del mercado, o medidas cambiarias.
"El débil escenario macroeconómico y los ruidos políticos son los principales drivers negativos de la deuda argentina que, ante la falta de norte, espera señales de un rumbo claro. Mientras tanto, sus pares emergentes se mantienen medianamente a flote ante un contexto internacional cargado de pronósticos de recesión y dinámicas inflacionarias", dijeron desde PPI.
Los analistas de Balanz remarcaron que la Argentina se encuentra entre los países emergentes más vulnerables, junto con Egipto y Turquía.
Las variables analizadas fueron: resultado fiscal (% PBI), deuda total (% PBI), deuda de corto plazo (% de reservas), porcentaje de la deuda en moneda extranjera, reservas internacionales (% PBI), cuenta corriente (% PBI), crecimiento del PBI, inflación, tipo de cambio real, crédito al sector privado (% PBI), entre otros.
Países como Colombia, China, Filipinas, Indonesia y México se ubican entre los 10 más vulnerables dentro del ranking de Balanz.
Además, desde la compañía explicaron que la interacción entre el ranking de vulnerabilidades y el rating crediticio muestra una relación consistente.
"El ranking (o score) excluyendo el rating soberano muestra una relación consistente y positiva con el rating crediticio, sugiriendo que países con mejor score muestran un mejor rating soberano y viceversa. Aquellos países con mejor valoración en el ranking de vulnerabilidades suelen mostrar una probabilidad de default implícita mucho menor", dijeron.
En mínimos históricos
Todos los tramos de la curva operan en mínimos históricos y acumulan fuertes caídas desde que salieron a cotizar en septiembre de 2020, luego de que el Gobierno reestructurara u$s 65.000 millones con acreedores privados.
El Global 2029 es el que más cae, con una baja del 67% desde sus máximos históricos, mientras que el tramo más largo opera con un retroceso de 53%.
Medido por paridad, la cual se ubica en un promedio de 19%, los Globales operan en niveles incluso debajo de los valores registrados en el peor momento de la crisis de 2001.
Los analistas de Cohen señalan que los precios de los bonos argentinos están en niveles de default.
"Ante un escenario de extrema volatilidad e incertidumbre, con aceleración inflacionaria, brecha cambiaria en ascenso y mayor control de cambios, los bonos soberanos en moneda extranjera siguieron cayendo y no encuentran piso, ya sea ley local como los de legislación extranjera. Pese al reciente pago de intereses, las paridades por debajo del 20% ya descuentan un escenario de default y una reestructuración más agresiva a las anteriores", comentaron.
En ese sentido, se mantienen cautos respecto de si luce conveniente comprar bonos a estos precios.
"Con una transición muy frágil, creemos que aún no es momento de posicionarse en bonos soberanos pese a los elevados rendimientos. De todas maneras, para aquellos perfiles dispuestos a asumir riesgos inclinamos la recomendación por los bonos 2038 y 2041, cuyo interés corriente, a precios actuales, asciende a 15%", dijeron desde Cohen.
Con la caída actual, la deuda rinde 46% en el tramo corto y entre 25% y 31% en el tramo más largo.
La curva se mantiene invertida y desplazada al alza, lo cual demuestra que el mercado tiene desconfianza sobre la capacidad de la Argentina de hacer frente a sus compromisos financieros.
Federico Pérez, gerente de inversiones de Mariva Fondos, sostuvo que en la deuda argentina hay un estado de distrés crónico.
"La baja en los bonos en dólares la explica el ruido local y se suma la suba de tasas en el mundo. A ello hay que sumarle que la situación se puede complicar si el mundo encara un hard landing (aterrizaje forzoso) de la economía. Por otro lado, la posición técnica en la deuda sigue siendo mala y es muy difícil de limpiar. Entre 2015 a 2018, Argentina colocó u$s 40.000 millones en bonos. No se limpia la posición técnica por sí sola", afirmó.
Finalmente, se mantiene con cautela a la hora de comprar bonos a estos precios.
"No nos queda clara la dinámica. Hablando con inversores de afuera y el humor de los Globales creemos que es más conveniente ver, que pague otro por ver. A menos que antes tengamos una señal fiscal, una baja del déficit o que haya algo concreto para cambiar el view y animarse a comprar. Por ahora no lo veo", dijo.
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