Las repartidores pedaleando con mochilas y camperas de color amarillo, naranja o rojo se convirtieron en parte del paisaje de Buenos Aires, también abundan las famosas bicicletas anaranjadas con mejores resultados para unos que otros. Esto, sumado a la reducción en las tasas de interés para el Ahora 12, impulsó, en cierta manera, el negocio de las bicicleterías.
Las reparaciones comenzaron a ocupar una porción más importante de la torta y algunos locales hasta ofrecen descuentos para los que trabajan en plataformas de delivery. Estas últimas, revelan en algunos comercios, incluso han intentado seducir a más de un dueño para convertirlo en ‘reclutador’ de repartidores para sus apps.
“La bicicleta viene en crecimiento en cuanto a uso, pero se nota que cayeron las ventas. Muchos, con el bolsillo más ajustado, buscan usadas o reparar las propias para salir a andar”, afirma Fernando González, dueño de Bike Shop, ubicada sobre la calle Talcahuano, en diálogo con El Cronista. La facturación subió, debido a la suba de precios producto del protagonismo de productos importados –entre 80 y 90% del total-, aunque en unidades, estiman, se redujo hasta un 20%.
Por otro lado, los bicicleteros apuntan que los clientes preguntan más por los productos de gama baja que por los más costosos. “Fue como empezar de nuevo con la bicicletería, empezamos a vender bicicletas bien baratas porque se cortó la venta de las más caras. Se venden más las que arrancan desde $ 12.000 porque las de marca cuestan de $ 27.000 para arriba”, cuentan desde Nitrobikes, cadena con tres sucursales en territorio bonaerense. En ese sentido, Romina Ruíz Diez, encargada de New Bikes, expresa que la financiación ayudó a que repuntara un poco la venta de las unidades de alta gama. “Hay un convenio con el Banco Ciudad para financiar en 50 cuotas y, si bien resignamos un porcentaje, la gente se anima a ir por una bicicleta mejor”.
Desde su irrupción en el mercado argentino hace más de un año, Rappi y Glovo plagaron las calles con repartidores en bicicleta llevando pedidos de acá para allá. “Ayudó mucho, es un público que busca bicicletas baratas y también hacer arreglos”, asegura Alberto Mohadeb, dueño de New Blank. En tanto, Ruíz Diez agrega: “Son bicicletas que están permanentemente en circulación por lo que necesitan mucho mantenimiento”. Según detallan desde una bicicletería porteña, en una semana normal pueden hacer hasta 500 reparaciones –1000 en las de mayor trabajo- con un costo de service que va desde los $ 900 hasta los $ 1300.
La Cámara Argentina de Comercio e Industria de Bicicletas, Partes, Rodados y Afines (COMMBI), que cuenta con más de 100 socios, anunció recientemente un descuento del 10% para que los trabajadores de Rappi, Glovo y PedidosYa compren accesorios de seguridad, cámaras y cubiertas. Según pudo averiguar este medio, la plataforma de origen español cuenta con 6000 repartidores en el país, de los cuales el 44% se manejan en bicicleta. Si se sumaran los de app colombiana –7500 rappitenderos– y la uruguaya –más de 1000-, este mercado supera los 15.000 usuarios.
Un 60% de los repartidores que trabajan o prestan servicios para PedidosYa se mueve en bicicleta. "Estamos trabajando para desarrollar un convenio con un empresa de bicicletas y otra de motos para ofrecer descuento exclusivos para nuestros repartidores", afirmaron desde la empresa, que también cuenta con un convenio de amortización para los riders de RepartosYa. En cambio, Glovo resalta que los gastos de reparación corren por cuenta de los glovers, ya que la firma no ofrece convenios ni financiamiento en esa materia.
El titular de una bicicletería con varias sucursales incluso revela un acercamiento que tuvo por parte de una de las plataformas para ofrecerle un ‘negocio’. “Me llamaron para que mi local se convirtiera en una ‘bicicletería de referencia’. Es decir, yo tenía que hacer publicidad para que se anotaran a trabajar en la app, en mi negocio escaneaban un código QR y si esa persona hacía una determinada cantidad de viajes por semana, yo me llevaba cierta plata”, explica.
Aunque actualmente el negocio se encuentra en su etapa fría, valga la redundancia, algunos sobrevivientes del rubro cuentan que el alza en reparaciones ayudó a mantenerse a flote. “El segmento creció un 30%, hizo que nos pudiéramos bancar porque muchas bicicleterías elijen cerrar en invierno”, manifiesta González.
En febrero pasado, la brasileña Tembici se hizo cargo del sistema público de bicicletas de la Ciudad de Buenos Aires y prometió alcanzar las 500 estaciones con una inversión de u$s 70 millones. Para el negocio bicicletero, esto resultó una buena noticia. “Se había tomado como una competencia, pero, con la experiencia, la gente empezó a querer la propia”, cuenta. Y otro con amplia experiencia en el sector reafirma: “Pensamos que venían a canibalizarnos, sin embargo, no siempre encuentran bicicletas en las estaciones y terminan tentados con tener una suya”.
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