"Los pronósticos del Gobierno son todos nefastos. Nadie puede creerle nada". Con esa fundamentación, el dirigente Rodolfo Daer, histórico líder del sindicato de la Alimentación Buenos Aires, anunció ayer que ese sector iniciará en las próximas semanas la negociación salarial de la actividad con un reclamo de aumento del 40% y la garantía de un mecanismo de revisión mensual de las subas para evitar que sean licuadas por la inflación. La postura del gremio que agrupa a alrededor de 100 mil trabajadores y discute la paritaria con la cámara que agrupa a las fábricas de alimentos de todo el país replica en un todo el planteo que la conducción de la UTA, encabezada por Roberto Fernández, anticipó días atrás a las empresas del transporte de corta y media distancia y que también evalúan los sindicatos que representan al personal ferroviario: incremento salarial de 40% y esquema de ajuste mensual por inflación.
No muy lejos de esos planteos, la UOM de Antonio Caló inició ayer informalmente las discusiones salariales con las seis cámaras empresarias de la industria metalúrgica. No efectuó un pedido concreto de aumento (sus dirigentes deslizan un piso del 35% para las subas), aunque reclamó una recomposición del 12% por el deterioro salarial de 2018 y anticipó que pretende incorporar al convenio de este año un mecanismo de revisión trimestral del incremento que se termine definiendo en la paritaria. "Necesitamos una garantía de que no se repetirá lo mismo que el año pasado", justificaron cerca de Caló.
Esos ejemplos no hacen más que confirmar la posición que los grandes gremios del sector privado ya habían anticipado en febrero pasado, como informó entonces este diario, a la par de los datos que marcaban una aceleración de la suba de precios en el primer bimestre del año. En ese momento ya preveían un piso de 35% para la recomposición salarial y la pretensión de incorporar en los convenios una cláusula para habilitar la revisión mensual o trimestral de las subas.
La postura sindical en las primeras negociaciones del año dista bastante de la aspiración del Gobierno para la nueva ronda de paritarias. Esta misma semana el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, rechazó la idea de acuerdos cortos y, en cambio, propuso revisiones cada seis meses bajo el argumento de que, según sostuvo, este año no habrá "movimientos bruscos" de la inflación. Sin embargo, la apuesta oficial solo fue suscripta hasta el momento por el gremio de petroleros (cerró aumento de 30% con revisión en octubre y febrero) y genera fuerte resistencia en la mayoría de la dirigencia sindical.
"La preocupación que tenemos son los permanentes desaciertos del gobierno sobre la política económica", afirmó ayer Daer en directa alusión a la propuesta de Sica. Y, en declaraciones a FM Milenium, le recordó al funcionario que "la permanente modificación cambiaria hizo que se pulvericen los salarios y como a su vez las tarifas están dolarizadas, repercute en los bolsillos de los trabajadores".
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