Tras la pérdida del 13% del poder adquisitivo en 2018 ligada al rezago que tiene la fórmula que actualiza las jubilaciones, los analistas privados estimaron que, con los aumentos previstos para marzo y junio, los haberes aumentarán un 23,3% en el primer semestre y tendrán así una recuperación parcial del poder de compra.
Los haberes de los jubilados junto con la Asignación Universal por Hijo (AUH), el salario familiar y demás prestaciones sociales deben aumentar en marzo un 11,8%, según lo dispuesto por la ley de movilidad. Con esto, el haber mínimo quedaría en $ 10.400 y la AUH en $2240 en el primer trimestre del año.
No obstante, las consultoras privadas estimaron que para junio, el segundo ajuste trimestral de los cuatro que tiene el año, la actualización de estos ingresos estaría entre un 10% y un 10,3%, acumulando un alza del 23,3% en el primer semestre del año y recuperando casi 5 puntos porcentuales de poder adquisitivo.
Cada aumento se define por una fórmula que empezó a regir en marzo del 2018 y que está compuesta en un 70% por inflación, mientras que el 30% restante se actualiza según la evolución de salarios formales que mide el índice Ripte de la Secretaría de Trabajo.
Como la fórmula ajusta con seis meses de rezago, recién la jubilación de marzo empezará a tomar en cuenta la información de inflación del período que va entre julio y septiembre de 2018. La inflacion fue de 14,1% y la variación del Ripte de 6,5% en ese trimestre, un período en el cual se registró un salto importante del nivel de precios tras la devaluación del 35% que hubo en agosto.
En tanto, la actualización de junio se hará con los datos de inflación y aumento de salarios del último trimestre de ese año por lo cual, con ambos aumentos encima, en el primer semestre del 2019 los ingresos de los jubilados empezarán a recuperarse respecto al período más elevado de inflación del 2018.
Entonces, con los datos hasta diciembre de inflación y estimaciones de noviembre y diciembre de Ripte, Martin Vauthier, director de Eco Go, estimó que en junio el ajuste será de 10,3%, un número que va en línea con las proyecciones que adelantó a El Cronista el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) del 10%.
De cumplirse el pronóstico, las jubilaciones mínimas, que en marzo estarán en $10.400, pasarán a $ 11.470 en junio, un 23,3% por encima del monto actual de $ 9302. En cambio, el haber máximo alcanzaría en junio los $84.130, mientras que la AUH pasaría a los $2240.
La fórmula previsional tiene la particularidad de que eleva el poder adquisitivo de los jubilados y los beneficiarios de programas sociales en los años de desinflación, como lo será en principio el 2019, mientras que retrasa el poder de compra en los años de aceleración inflacionaria.
"Esta dinámica de ajuste hace que en los años de desinflación el gasto previsional, que representa un 60% del total del gasto primario, le aumente al Gobierno por encima de la inflación anual. Mientras que la recaudación aumenta a la par de la inflación, por lo cual esto genera una suba del déficit primario", dijo Vauthier.
En este punto, las estimaciones de Eco Go apuntaron a que, con el aumento del 37% del gasto social que proyecta el presupuesto para 2019, este componente le agregará al gasto primario un incremento del 0,3% del PBI. Esto equivale a $ 2,3 trillones.
Por el contrario, en 2018, IARAF calculó que las prestaciones sociales cayeron un 0,5% del PBI cuando en el presupuesto se estimó que iban a crecer en el orden del 0,2% del PBI. Esto significo casi un tercio del 1,8% del PBI que tuvo que recortar el Ministerio de Hacienda para llegar a cumplir la meta fiscal de 2,7% del PBI.
El informe también advirtió que de cara a los próximos años, en la medida que la inflación mensual baje linealmente y se mantenga la regla de movilidad, "estas prestaciones aumentarán en términos reales y dejarán de aportar a la baja del gasto".
Por lo tanto, así como la fórmula le dio aire al Gobierno para llegar a la meta fiscal propuesta en 2018, la misma le jugará en contra para alcanzar la exigente meta de "déficit cero" hacia fin de año. "El aporte a la baja de las erogaciones deberá entonces ser cubierto por otros gastos o ingresos, de modo tal de avanzar hacia la mejora de los resultados establecida como meta", aclaró IARAF.
Visto desde el lugar de los jubilados y demás beneficiarios de los programas sociales, el año pasado fue un año de pérdidas de poder adquisitivo. La fórmula les jugó en contra y les aumentó tan solo un 28,5% los ingresos, por lo cual terminaron el año perdiendo entre 13 y 14 puntos porcentuales contra la inflación.
Tu opinión enriquece este artículo: