El Gobierno postergó ayer el aumento de 13,27% en los impuestos a los combustibles, que estaba previsto que rigiera desde las primeras horas de diciembre.
A partir del 16 de diciembre se trasladará un 5,29% de esa suba (correspondiente a la inflación acumulada entre abril y junio de 2020), que presionará al alza a los precios de las naftas y el gasoil.
Los combustibles se encarecerían $ 0,80 por litro o el equivalente a un 1,3% a mediados de este mes solo por este componente impositivo, a lo que habrá que agregar un 2% o 3% más que podrían aplicar las petroleras para recomponer el atraso que argumentan tener y que, dicen, ronda el 6% a 7%.
Esto dependerá de la autorización del Gobierno a YPF, la petrolera estatal que es líder en el sector, y será coordinado para que no se desboque la cifra de inflación del último mes del año. La intención de las empresas es que sus precios en surtidor sigan la evolución del dólar.
Luego de un noviembre que habría cerrado con un índice de precios minoristas creciendo en torno al 4% -según las consultoras-, el incremento en los impuestos a los combustibles podría tener un impacto ínfimo en la inflación de manera directa (menor al 0,01%, sin contabilizar un casi seguro aumento en el precio del gasoil y la nafta en sí), pero sí presionará de manera indirecta sobre los costos logísticos y, fundamentalmente, el traslado de los alimentos hacia los centros de consumo.
Sobre los $ 63,60 por litro que cuesta la nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires, $ 15,38 (un 24,2%) corresponde a los impuestos internos (Impuesto a los Combustibles Líquidos -ICL- e Impuesto al Dióxido de Carbono -IDC).
En el caso del gasoil, por cada litro a $ 59,40, unos $ 15,13 (un 25,5%) van a estos tributos. A esto hay que adicionar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y Ganancias, por lo que el Estado se queda con cerca del 40% del costo final de los combustibles.
Mediante el Decreto 965, además, el presidente, Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, dispusieron aplazar hasta el 15 de enero de 2021 la otra parte del aumento en los impuestos, ligada a la inflación del tercer trimestre (julio a septiembre). Por entonces, se verá otro incremento apenas mayor a $ 1,20 por litro.
Desde la última reforma tributaria, los impuestos a los combustibles se ajustan en base a la inflación del trimestre calendario previo.
Con ese esquema, ayer se debió actualizar en línea con la suba de precios entre julio y septiembre de este año, algo que finalmente sucederá dentro de 45 días.
Otro factor que incide en los precios de las naftas y el gasoil es el de los biocombustibles. La Secretaría de Energía viene teniendo conversaciones con los actores del sector (productores de bioetanol y biodiesel, que industrializan el maíz, la soja y la caña de azúcar).
Algunas de esas empresas comentaron que hubo una propuesta de alzas escalonadas en los precios, pero el Gobierno no lo confirmó.
La semana pasada, los dueños de las estaciones de servicio nucleadas en la cámara CECHA informaron que las ventas de combustibles siguen un 20% por debajo respecto a febrero, el último mes pre-pandemia. Hablan de "nueva normalidad" y creen que recién para fines de 2021 o principios de 2022 recuperarán el terreno perdido.
Asimismo, los estacioneros presentaron una planilla comparativa para minimizar el impacto de los aumentos de los combustibles.
Estos ajustes acumularon 14% hasta octubre, "menor que la leche (17,9%), el pan (21,8%), la carne (30,4%), las frutas (44,46%) o las verduras (103,3%)", señalaron.
Tu opinión enriquece este artículo: