Sobrecostos por la pandemia, fuerte caída de la producción y las ventas, difícil acceso a líneas de crédito y deudas acumuladas por falta de ingresos, son la marca registrada del sector manufacturero en este 2020, que sin dudas, quedará en la historia como el año del coronavirus.
La tibia reacción que empieza a verse en algunas industrias no logra revertir la compleja situación que atraviesan la mayoría de las empresas de todas las ramas de actividad.
El Gobierno insistió en los últimos días en que hay sectores que ya muestran cierta recuperación, inclusive en comparación a niveles pre cuarentena, pero sin dudas, son los menos.
El último relevamiento de la Unión Industrial Argentina (UIA) sobre el impacto del Covid-19 en la actividad fabril, señala que las expectativas de las empresas para fin de año son negativas, al punto que el 58% de ellas espera producir al menos 25% menos que antes de la cuarentena y una de cada cuatro (26%) prevé tener caídas entre 25% y 50% con los niveles pre pandemia.
Conforme se fueron habilitando aperturas para operar, la actividad empezó a moverse en algunas regiones y en sectores productivos determinados, y de hecho, desde mayo se ve una leve mejora general mes a mes. Pero el año cerrará con números en rojo profundo para todo el entramado industrial.
Con los datos recabados a julio, aún había un 6% de empresas sin actividad, y el 62% de las plantas operaba con caídas mayores al 25%. Pero sobre un total de 743 empresas consultadas en todo el país, el 32% señaló que el mes pasado trabajaba al mismo nivel o incluso más que en marzo.
Un dato saliente del relevamiento es el nivel de morosidad que muestran las empresas industriales e incluso el aumento del stock de deuda de las firmas. Caída de ventas y dificultades en la cadena de pagos explican este fenómeno.
El rubro con mayores atrasos fue el pago de impuestos en un 31% de los casos, seguido por los compromisos financieros (21%), el pago a proveedores (16%) y las tarifas de servicios (12%).
Un 8% de las empresas registró atrasos en el pago de los salarios y ahí se vio un deterioro en julio, tras registrarse un 3% el mes anterior.
La reanudación de actividades en el marco de la cuarentena trajo aparejados costos adicionales por la aplicación de los protocolos y testeos preventivos a los trabajadores.
Éste no es un dato menor. Fuentes del sector indican que es un tema complejo para las pymes, que suelen tener dotaciones reducidas, por lo que no pueden armar varios turnos de trabajo. En caso de detectarse algún caso Covid positivo, la fábrica debe aislar a todo el personal y permanecer cerrada por 14 días.
Otro aspecto que genera sobrecostos es el transporte interjurisdiccional, con trabas y "demoras de 4 o 5 horas para hacer el control e ingresar a la provincia", indicó a El Cronista una fuente sectorial. Y ante un caso positivo, el aislamiento por dos semanas.
A esto se suman los problemas de acceso al financiamiento. "El 54% de las empresas aumentó su demanda de crédito, pero solo un 40% afirmó haber accedido al monto requerido", apunta la encuesta de la UIA.
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