La caída del consumo y la fragilidad financiera de los hogares se tradujo en una reducción del parque de tarjetas de crédito del sistema local. Según alertó la Cámara Argentina de Tarjetas de Crédito (Atacyc) en el último año se perdieron un millón de plásticos dentro del sistema y además, un millón de cuentas de Tarjetas Regionales no bancarias fueron cerradas desde mediados de 2016.
El sector de tarjetas de crédito se vio amenazado por una serie de medidas que fueron implementadas durante los últimos cuatro años de gestión macrista. En un informe presentado el viernes último en el Congreso Internacional de Tarjetas de Crédito, se hizo hincapié en la pérdida de penetración de este instrumento de financiamiento de las economías familiares especialmente desde fines de 2018.
En concreto, la Cámara detalló que el sector experimentó una fuerte caída en los saldos de cartera ajustados por inflación. En paralelo, encontró que la participación de las tarjetas de crédito en el consumo estimado vía IVA cayó del 47,10% en 2017 al 42,7% en 2019.
Críticas a la regulación
César Bastien, director ejecutivo de esta asociación empresaria, aseguró que, más allá de los vaivenes de la economía, "malas regulaciones del Estado, que van desde sobrecarga impositiva hasta exigencias operativas excesivas", explican este deterioro sectorial.
Entre ellas destacó la Ley regula la Tasa de interés máxima sin tener en cuenta las verdaderas condiciones del mercado. Al mismo tiempo, criticó la decisión parlamentaria de obligar a las compañías de tarjetas a reducir sus aranceles " A los niveles más bajos de la región, fuera del contexto macroeconómico e impositivo", según el propio Bastién.
El ejecutivo también tuvo críticas para el programa Ahora 12, porque "se convirtió en un plan a tasas inferiores a la inflación".
En otro punto, los reclamos de Atacyc fueron hacia el tratamiento impositivo que reciben los plásticos. "Se aplica el impuesto a los débitos y créditos sobre el pago de liquidaciones a comercios, y no se aplica sobre otros medio de pago electrónicos".
"Cuando los incentivos son negativos, como lo son estas regulaciones distorsivas, y llevan a una empresa a perder dinero con su actividad, la reacción natural es a achicar el negocio, restringiendo la oferta de productos a los segmentos más rentables, y simultáneamente, a bajar la cantidad de beneficios que se prestan", expresó César Bastien.
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