Durante la Segunda Guerra Mundial, Toyota puso sus fábricas a disposición del esfuerzo bélico japonés. “Esto es una guerra”, enfatizó más de una vez Alberto Fernández, en relación al combate que su gobierno –y el mundo– están llevando adelante contra la pandemia del coronavirus. Y, como hace más de 75 años en el Pacífico, la automotriz nipona vuelve a revistar para la lucha contra el "enemigo invisible" (Alberto dixit) que es el Covid-19.
La empresa atendió un pedido del Gobierno, que le solicitó a las automotrices que adaptaran sus fábricas, cerradas desde la semana pasada, para contribuir al incremento de la producción de ventiladores y respiradores, dos armas claves para vencer al coronavirus. Es una iniciativa similar al Proyecto Apolo, impulsado por el Gobierno de los Estados Unidos.
“Hay un diálogo con el Gobierno. Concretamente, se están analizando dos acciones para implementar en el corto plazo”, explican desde la empresa. Por un lado, se estudia fabricar en la planta de Zárate un modelo de soporte respiratorio mecánico. No es exactamente un respirador, sino un dispositivo que se utiliza en una instancia previa, durante la atención médica de urgencia.
El otro proyecto es cómo puede hacer Toyota para incrementar la capacidad de producción de los fabricantes locales de respiradores, actualmente desbordados por el overshooting de demanda. Un caso concreto es la cordobesa Tecme, que cuadruplicó sus volúmenes por la crisis sanitaria y, aun así, no da abasto.
Esta contribución sería a través del TPS -sigla de “Toyota Production System”-, el sistema productivo de la compañía. La japonesa haría transferencia de know-how: ayudaría los fabricantes locales de respiradores a implementar su modelo de producción para optimizar su trabajo, mediante una más eficiente provisión de partes.
“Todo esto es en coordinación con el Gobierno y la cadena de proveedores”, añaden en la empresa. También, aclaran que, todavía, se está analizando la viabilidad de ambos proyectos. “Están encaminados pero no está ninguno resuelto. Se está estudiando qué posibilidades hay de activarlos en el menor tiempo posible”, agregan.
Para la producción de soportes respiratorios mecánicos, hay tratativas iniciadas con la fueguina Mirgor. La idea es que adapte los ventiladores de los climatizadores con los que la ensambladora electrónica, perteneciente a la familia Caputo, abastece a Hilux, pick-up de la que Toyota fabrica más de 100.000 unidades anuales.
En su planta de Zárate, la japonesa hace la Hilux y el utilitario deportivo SW4. Exporta el 70% de su producción. Después de un 2018 en el que aceleró para fabricar por encima de su capacidad -141.000 unidades, sobre un potencial de 140.000-, su actividad cayó más de 10%, a 125.695 vehículos en 2019. Para 2020, con las órdenes ya recibidas, planeó producir, como mínimo, el mismo volumen que el año pasado.
La planta, que entre 2013 y 2016 recibió u$s 950 millones para duplicar su capacidad, operaba a dos turnos, sin turnos extras. Hasta el jueves, cuando todas las automotrices decidieron frenar su actividad mientras dure la cuarentena, hacía una Hilux cada 94 segundos, el ritmo de trabajo de 132.000 unidades anuales.
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