La comunicación del Banco Central que endureció los controles cambiarios e impuso un reperfilamiento de los pasivos que las empresas tienen en el exterior encendió alarmas. Con escaso margen de maniobra y poco tiempo, las compañías iniciaron una carrera contrarreloj para evitar el default . Mientras las empresas, por ahora, asimilan el golpe y prefieren no anticipar movimientos, los analistas ya descartan que, a raíz del súper cepo, pararán inversiones. Agregan que las señales que da el Gobierno hará que muchas, además, analicen reducir su exposición a la Argentina.
"Nunca vi un default privado impulsado por una circular del Banco Central. Esta situación deja a las empresas en una encrucijada. Algunas podrán hacer de tripas corazón y pagar sus deudas en el exterior al precio que sea. Otras, directamente, no podrán y van a entrar en cesación de pagos", describe Miguel Arrigoni, CEO de First Corporate Finance Advisors.
Entre el 15 de octubre y el 31 de diciembre, las empresas que argentinas suman vencimientos de obligaciones negociables en el exterior por u$s 504,6 millones. Entre las compañías que deberán replantear su estrategia se encuentran IRSA, Celulosa Argentina, Newsan, Genneia y Cresud. A este monto, se le debe sumar el de aquellas firmas que tienen préstamos bancarios con el exterior.
Arrigoni agrega que, con la incertidumbre actual, las inversiones tendrán un freno. Además, se multiplicarán las pérdidas en los balances.
"La verdad es que se puso feo y endurecer el cepo, en el nivel de incertidumbre en el que estamos, claramente, no ayuda", dice Patricio Rotman, director de la consultora Finanzas & Gestión.
En ese sentido, destaca que buena parte del financiamiento internacional de las empresas se destinó a inversiones en bienes de uso y modernización de plantas industriales. Será muy complicado explicarles a sus inversores por qué no podrán hacer frente a sus compromisos.
Además, es una señal para aquellas empresas que estaban evaluando su permanencia en el país. Con un contexto para hacer negocios en la Argentina -y de obtener beneficios sobre las inversiones realizadas- extremadamente complicado, la posibilidad de una salida es más cierta hoy que anteayer.
El plazo de 15 días para presentar un plan de renegociación de la deuda corporativa es uno de los puntos que más preocupan. Y, si no se entra en un plan de reestructuración, son pocas las alternativas.
"El problema principal son las señales que dan estas medidas. Este continuo cambio en las reglas de juego generará un sobrecosto para todas las compañías", evalúa José Segura, socio de PwC Argentina.
Tras el cierre del canje de deuda, agrega, se esperaba que el Gobierno ofreciera un programa macro consistente, que generara un cambio de expectativas. En cambio, el camino elegido hasta el momento es el de seguir sumando incertidumbre.
"Un inversor viene al país con expectativas de generar un negocio. Sin esta posibilidad, nadie va a querer hacer inversiones", concluyó.
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