La incertidumbre sobre cómo evolucionará la inflación llegó hasta el Fondo Monetario Internacional, que presentó sus pronósticos para la economía global y vaticinó que el PBI de la Argentina crecerá un 5,8% este año, una mejora contra el 4,5% que estimó en enero. Pero no aventuró proyecciones para la inflación. La economista jefe del FMI, Gita Gopinath, reconoció que el país "enfrenta retos muy importantes, ya que la inflación es muy elevada" y "no está muy claro aún" cómo va a evolucionar este indicador.
Además de la brecha entre las expectativas oficiales y las del mercado, entre el 29% que plasmó el ministro de Economía Martín Guzmán en el Presupuesto y el 48% que dejó el último sondeo entre economistas que realizó el Banco Central, la segunda ola y las restricciones de actividad podrían presionar todavía más a los precios.
"Si el Gobierno tiene que aumentar la emisión monetaria para auxiliar a los sectores con restricciones, va a tener que aumentar la tasa de interés para mejorar la esterilización. Sino corre el riesgo de que presione la inflación", planteó José María Segura, socio y economista jefe de PwC Argentina durante la presentación de un informe sobre perspectivas para el país.
Las nuevas pautas de circulación no tendrían el mismo impacto en términos inflacionarios que el año pasado, remarcó la economista principal de LCG, Melisa Sala. Los cierres no llegarán al nivel de 2020. "El año pasado fue el desplome de la actividad lo que hizo que la demanda no llegara a convalidar aumentos de precios y se produzca una desaceleración de 18 puntos porcentuales en la tasa de inflación anual", recordó Sala.
"Es esperable que con una inflación que navega hoy en día en torno al 4% mensual, y con expectativas que no se encuentran ancladas, en la medida que la actividad no se desplome fuertemente como el año pasado, sigan dándose aumentos preventivos", remarcó Sala. "Si fuera necesario aumentar la emisión del BCRA para cubrir el mayor gasto en asistencia a los sectores más perjudicados, se suma al excedente de pesos que ya existe y podría agregar presión a los precios en un plazo no tan largo".
Para el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, el impacto cambiario de una nueva cuarentena "podría ser mayor, forzando una devaluación, que aceleraría la inflación y profundizaría la caída del salario real, agravando el golpe a la demanda". El efecto cambiario del exceso de oferta de pesos por la mayor emisión "sería más difícil de contener que durante el año pasado. Es probable que su efecto inflacionario sea mayor, profundizando los problemas de poder adquisitivo", agregó sobre el menor margen de maniobra del Banco Central.
En ese contexto, desde la reunión del FMI y Banco Mundial, donde presentó las perspectivas económicas mundiales, Gopinath consideró que el Gobierno "viene trabajando arduamente" en alinear expectativas de inflación. "Estamos en estrecha colaboración con Argentina para ayudar a forjar un marco socioeconómico más sólido", agregó.
El FMI consideró que la economía local mejorará de la mano de los sectores exportadores. Su pronóstico de crecimiento, en tanto, está por debajo del 7% que ahora estima el ministro de Economía Martín Guzmán, y por arriba del presupuestado de 5%. Las cifras del Fondo además muestran el rebote de 2021 frente a la caída del 10% de 2020. Para 2022 y 2023, en tanto, la suba prevista será de 2,5% y 1,5%, respectivamente.
El desempleo de 2020 cerró en 11,4% para el FMI y para el 2021 estima que bajará a 10,6%. Para 2022 rompería la barrera de los dos dígitos, según el FMI con 9,3%. El balance de cuenta corriente, en tanto, será positivo en los próximos años: 2,3% en 2021 pero que irá en baja a 1,3% y 0,4% hacia 2023.
PATRICIA VALLI - Subeditora de Economía y Política
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