Por el doble efecto de los cambios en los patrones de consumo que implicó la pandemia de coronavirus y la necesidad de reducir la dependencia de insumos importados, Unilever avanza con su programa de inversiones, que este año es de $ 111 millones.
Durante una visita que realizó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, a su planta de Malvinas Argentinas, el gigante angloholandés ratificó tres grandes proyectos: la incorporación de una nueva línea de sanitizantes, la puesta en marcha de la elaboración de jabones para lavar ropa con nueva tecnología y la fabricación de jabones corporales. Con los dos últimos, apunta a sustituir importaciones de Brasil.
Los desembolsos son adicionales al programa de más de $ 4800 millones que Unilever había anunciado para el período 2016-19.
El primero de los proyectos ratificados a Kulfas es el desarrollo de una nueva línea de producción de sanitizantes de la marca Rexona, que implicó una inversión de $ 23 millones y seis nuevos puestos de trabajo, más la colaboración con dos pymes proveedoras. Unilever precisó que, de la producción total, se espera que el 80% se destine al mercado interno y el resto (más de 80 toneladas mensuales) se exporte a países del Mercosur, como Uruguay, Paraguay y Bolivia.
El segundo proyecto es la nacionalización de la producción de jabones Dove, que importaba desde Brasil. Comenzará a fabricarlos localmente, con $ 44 millones de inversión y 22 nuevos puestos de trabajo. La empresa espera producir más de 1500 toneladas de jabones en la planta de Villa Gobernador Gálvez y reemplazar el total de las importaciones desde el país vecino.
En tanto, el tercer proyecto está destinado a producir en el país jabones para lavar la ropa Ala y Skip, con nueva tecnología diluible en agua, en el que destinará $ 44 millones. “Se trata de una tecnología innovadora, recientemente lanzada en Argentina, exclusiva de la compañía, que además de ser sustentable y con menor impacto ambiental, se vende 20% más barata que un producto tradicional. En 2021, cuando finalice el proceso de nacionalización y deje de importarse desde Brasil, permitirá exportar hacia otros países del Mercosur como Chile y Uruguay”, destacaron desde Unilever.
El 90% de los productos que Unilever vende en el país son nacionales. "Sólo importamos el 10% restante y ahora buscamos que el 50% de ellos sean producidos localmente, con lo cual apenas el 5% serían importados", precisó a este diario Karen Vizental, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad para América latina.
Además, avanzan en la sustitución de materias primas e insumos importados. "Ya se nacionalizaron cinco materiales por 14 millones de euros; ahora esperamos también proveernos de otras 16 materias primas más en el país, por otros 5 millones de euros, con lo cual, hacia 2021, vamos a haber sustituido compras al exterior por un total de 19 millones de euros", destacó.
“Durante la pandemia, el rol social y económico de Unilever fue imprescindible. En un contexto de tanta incertidumbre, establecimos protocolos de prevención con altos estándares y, al mismo tiempo, sostuvimos al máximo nuestra capacidad productiva, para garantizar el abastecimiento de productos esenciales y acompañar a las 2000 Pymes de nuestra cadena de valor. Trabajamos rápidamente para migrar la producción de categorías que disminuyeron sus ventas, como las de cosmética, a productos de mayor demanda asociada al covid-19, adaptamos nuestras líneas de producción para fabricar jabones antibacteriales, e instalamos capacidad para producir diferentes formatos de alcohol sanitizante. Seguimos apostando a la industria nacional y acompañando la reactivación de la economía argentina”, destacó Laura Barnator, gerente general de Unilever para la Argentina y Uruguay desde mayo pasado, quien recibió a los funcionarios en la planta.
Con su nombramiento, la empresa volvió a poner el foco en la Argentina, ya que hasta ahora tenía un directorio compartido con América latina y el Cono Sur. Así, ganó mayor autonomía para la toma de decisiones, proceso que venía gestándose desde hace un año, cuando Fernando Fernández pasó al frente de la operación local y, a la vez, lideraba también la compañía para el Cono Sur y toda América latina.
Unilever renovó casi todo su directorio local y comenzó a implementar cambios para revitalizar la empresa, según explicó la propia Barnator en una entrevista a El Cronista, hace un mes y medio.
Eso le permitió, también, adaptarse más rápidamente a los cambios en el consumo por el coronavirus. Así, comenzó a incorporar líneas que no estaban en su plan de negocios, como la producción de sanitizantes, ya en curso, como un alcohol en aerosol bajo la marca Rexona, entre otros. En la compañía consideran que estos cambios de hábitos perdurarán después de la pandemia, como la mayor limpieza y desinfección, tanto del hogar como de la ropa. Por eso, su apuesta de $ 111 millones va en ese sentido: sanitizantes, jabones corporales y para la ropa, con el foco puesto a ampliar la producción local y reducir sus importaciones, en un contexto donde escasean los dólares en el país y se requiere una mayor generación de empleo.
La planta de Unilever en Malvinas Argentinas, que es la segunda más grande de la empresa en América latina; cuenta con 24 líneas que producen shampoo y acondicionadores para el cabello, desodorantes, detergentes líquidos, suavizantes para la ropa y todo tipo de limpiadores líquidos para el hogar, con más de 480 empleados directos.
Unilever, que cumple 94 años en la Argentina, cuenta con 3500 empleados y seis fábricas en Tortuguitas (Malvinas Argentinas), Pilar, Villa Gobernador Gálvez (Santa Fe), Gualeguaychú (Entre Ríos) y Mendoza.
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