Luego de un primer bimestre de contracción, la base monetaria volvió a expandirse durante el mes de marzo. Anotó un incremento de $ 23.409 millones respecto del último día de febrero, cifra que representa un alza del 1%, por lo que se ubicó en $ 2,4 billones. El Banco Central (BCRA) volvió a recurrir a los pasivos remunerados para esterilizar y la suma de pases y Leliq creció $ 326.000 millones en el punta a punta.
Además, en marzo el BCRA asistió al Tesoro con unos $ 135.000 millones, que le giró vía Adelantos Transitorios. Esta ayuda fue, en parte, compensada por la compra de divisas para el pago de deuda.
"La demanda de circulante creció 53% interanual en marzo (8% interanual en términos reales) y el M2 subió 61% interanual (13% real)", señaló un informe de la consultora LCG.
"En ambos casos se mantiene una tendencia a la baja, sólo interrumpida hacia finales del año pasado por cuestiones estacionales. Además, para los próximos meses deben esperarse menores tasas de crecimiento, explicado en la elevada base de comparación que dejó el aumento de tenencias precautorias en los meses de mayor confinamiento de la pandemia", añadieron desde LCG.
Según LCG, la "emisión encubierta" deja el aumento de los pasivos remunerados en niveles del 10,4% del PBI. Y el pago de intereses asociados sumó $ 261.000 millones en el trimestre, siendo el mayor factor expansivo de la base monetaria. El segundo factor más expansivo es la compra de dólares en el MULC.
El economista Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma, sostuvo que el crecimiento de la base monetaria era esperable, dado que enero y febrero suelen ser meses tranquilos. "Esto es lo que vamos a empezar a ver ahora y el segundo semestre es más complicado. El Presupuesto tiene un déficit primario significativo proyectado y buena parte seguramente se cubra con emisión".
Por otro lado, el economista explicó: "Buena parte se va a financiar con emisión, porque la capacidad de financiamiento local es limitada y el déficit presupuestado es alto. Y los últimos sucesos apuntan a que el déficit sea más alto, porque el Presupuesto no estaba armado en base a una segunda ola de covid".
Caamaño también recordó que el año pasado el M2 creció mucho más que la base monetaria y señaló que "lo que estamos viendo es cómo la velocidad de circulación de M2 va ajustando". Por último, señaló: "En la medida que esos dos fenómenos se combinen hay más combustible para la inflación".
Según su apreciación, la alternativa para que esto no acelere los precios sería que el Gobierno logre anclar expectativas o bien que la demanda de pesos se estabilice en un nivel más alto, aunque aclaró que el interrogante es cómo pueden afectar a la economía las nuevas restricciones por motivos sanitarios.
En tanto, el analista financiero Christian Buteler consignó: "El año pasado el Gobierno emitía fuerte, pero la inflación era baja porque muchos sectores estaban cerrados, pero el aumento de precios de ahora es producto de aquella emisión, por lo que volver a emitir fuerte y reiniciar las asistencias al Tesoro es apagar un incendio con nafta".
Además, Buteler alertó: "La pax cambiaria que tuvimos se dio cuando el Banco Central dejó de emitir tantos pesos. Si tenemos en cuenta el precio del dólar, que ya se percibe barato, que las tasas de interés son negativas y el BCRA vuelve a emitir, a esta tranquilidad del dólar le veo poca vida".
JUAN PABLO ALVAREZ
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