No es que los dólares cruzan el charco para irse hacia la costa oriental del Río de la Plata, pero lo cierto es que, desde las PASO en agosto pasado, los depósitos privados en dólares en la Argentina cayeron prácticamente a la mitad, al pasar de un record de u$s 32.492 millones el 9 de agosto a u$s 16.864 millones hoy, según cifras del Banco Central.
Gran parte de ese dinero no se fue del banco, porque pasó de la caja de ahorro en dólares a la caja de seguridad dentro de la misma entidad financiera.
Pero otra parte fue transferida a cuentas del exterior, no sólo de los Estados Unidos, sino también de Uruguay, donde los depósitos de los no residentes aumentaron un 13% desde las PASO hasta abril, última cifra que consigna el Banco Central de Uruguay (BCU), al pasar de u$s 2850 millones a u$s 3233 millones.
Si bien el BCU no realiza un desglose de dónde provienen los no residentes, en el mercado descuentan que en un 80% se trata de argentinos, que ahora incluso evalúan la posibilidad de tener su residencia fiscal en ese país, en especial quienes tienen una casa o un departamento de veraneo en Punta del Este, debido a la presión impositiva que se viene de este lado de la orilla.
Daniela Wechselblatt, titular de DW Global Investments, analiza que muchos argentinos se llevaron los dólares que tenían en la caja de ahorro de acá para allá: “Lo mismo que hacen en los Estados Unidos, pero a algunos les gusta Uruguay por un tema de cercanía, aunque las operaciones y el mantenimiento de las cuentas allá sea mucho más costo que en los Estados Unidos”.
Uruguay es una plaza ridículamente cara para operar cualquier instrumento financiero. La mayoría de los bancos no se bajan del 1% de comisión +IVA, lo que representa el 1,22%.
En contrapartida, en Argentina la comisión ahora está por debajo del 0,50% para el promedio de los inversores, y llega hasta el mínimo del 0,025%.
Mucho se habla en estos días de una oleada de argentinos queriendo radicarse fiscalmente en Uruguay, ahora acelerado porque quieren evitar el posible “impuesto solidario”.
Aunque siempre se está a tiempo para mudarse de país y cambiar la residencia fiscal, primero es necesario que "te suelte" el fisco del país que estás dejando que, en el caso de Argentina, implica estar varios meses afuera y después realizar un proceso de "desacople".
Claramente no van a llegar a tiempo los que quieran evitar este nuevo posible impuesto; para ello hay que utilizar otras herramientas, pero para lograrlo hay que actuar rápidamente.
“Aunque hay muchas consultas, una gran mayoría viene con la fantasía que, teniendo la residencia fiscal de otro país, en este caso Uruguay, no pagarían más impuestos en Argentina. Una vez que se desayunan de todo lo que implica, terminan siendo muy pocos los que efectivamente se mudan”, aclara Mariano Sardáns, CEO de FDI, la gerenciadora de patrimonios con sede en ambos países.
“De estos pocos, más de la mitad terminan incumpliendo los días necesarios para estar fuera de Argentina, ante lo cual la AFIP les termina recalculando los impuestos. Y de los que sí cumplen, la gran mayoría tarde o temprano terminan teniendo problemas de algún tipo: familiares o de pareja, es el más común. Al parecer, no es tan fácil alejarse de los afectos, ni vivir en un país extranjero, por más agradable que sea Uruguay en los papeles. Por eso, nuestra recomendación no es buscar la solución más fácil en la teoría sino la más eficiente en la práctica”, sugiere.
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