Agustín Luna, investigador del Conicet, lidera este proyecto que utiliza las larvas de Hermetia illucens (mosca soldado negra) para biotransformar residuos orgánicos. Las larvas consumen estos residuos y, en solo 15 días, aumentan su peso hasta 10.000 veces, convirtiendo los desechos en dos productos de alto valor: abono orgánico y proteína para la alimentación animal.
“Lo que sucede es que las larvas se alimentan de residuos orgánicos y los transforman en biomasa rica en proteínas y grasas. Este proceso tiene un doble beneficio: por un lado, obtenemos un fertilizante natural y, por otro, proteína de alta calidad para animales”, explica Luna.
Este tratamiento tiene ventajas claras frente a otros métodos convencionales, como el compostaje. “El proceso con larvas es mucho más rápido, y podemos combinarlo con otras tecnologías como la producción de biogás, lo que lo hace aún más eficiente”, agrega el investigador.
Los científicos del Conicet Raúl Marín, Romina Picco y Agustín Luna llevan adelante este servicio.
¿Qué residuos se pueden transformar? Este proceso es muy versátil. Las larvas pueden alimentarse de una variedad de residuos, desde desechos de frutas y verduras hasta subproductos industriales como el bagazo de cerveza o los residuos de aceitunas. Además, según Agustín Luna, este tratamiento también podría aplicarse a residuos domésticos, residuos de frigoríficos, o incluso heces de animales.
De cara al futuro, las perspectivas del investigador son muy alentadoras. “En los próximos 10 años, la proteína de insecto se va a convertir en una de las principales fuentes de proteína para la nutrición animal”, afirma Luna.
Un servicio accesible para las empresas
El valor de los residuos es clave en este proceso, y las empresas pueden aprovechar este servicio para transformar lo que generalmente es considerado un pasivo, en una fuente de ingresos. Como señala Luna, “un residuo normalmente es un pasivo para las empresas, tanto en términos ambientales como económicos, ya que muchas veces deben pagar para que los retiren”.
El Conicet ofrece a las empresas un servicio especializado para evaluar la viabilidad de transformar sus residuos mediante este tratamiento. A través de un protocolo riguroso, los investigadores analizan la composición del residuo y el potencial de las larvas para convertirlo en productos útiles. “El servicio está destinado a cualquier empresa que quiera saber si sus residuos pueden convertirse en algo más valioso”, señala el investigador.
Este servicio no solo tiene un impacto positivo en la economía, sino que también contribuye al cuidado del medio ambiente al reducir la cantidad de residuos enviados a vertederos o incinerados. “Además, al generar productos como proteínas para la alimentación animal o fertilizantes, las empresas pueden obtener un retorno económico más alto que el costo de disposición de esos residuos”, concluye Luna.
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