Julia Romano es santafesina pero hace muchos años está radicada en la provincia de Córdoba, en la ciudad de La Calera específicamente, lugar de inspiración para una carrera artística que logró trascender fronteras y llegar muy lejos, tanto en occidente como en oriente. En su casa tiene siempre a mano un block de hojas con fibrones para dibujar y crear; el momento de armar los paisajes, seleccionar, recortar, combinar y estar al lado de sus herramientas y computadora le genera muchísimo placer mientras observa su jardín que también es parte de su desarrollo como artista.
El trabajo de Romano varía mucho, va desde la producción de cuadros hasta las instalaciones de jardines verticales artificiales, además de una importante presencia en galerías, ferias y otros canales de venta como página web y redes sociales. Lo de los jardines artificiales es una manera de llevar a la tridimensión su obra de paisajes, lo que resultó ser un producto tentador para diferentes espacios, oficinas, negocios, vidrieras. Su último trabajo en ese sentido fue en Selah café, en su patio trasero, que ahora es una especie de jardín francés antiguo con plantas y flores artificiales, algo que se estila muchísimo en los bares y restó de Nueva York.
Romano en cápsulas
Romano acostumbra a hacer cápsulas de diferentes objetos con su obra, ya que es muy ornamental y decorativa, además la puede llevar, de esta manera, a lo cotidiano. Actualmente hizo la cápsula de tazas que se venden a $ 3.500 en su tienda virtual, con la idea de ampliarla hacia otros elementos de vajilla y cocina.
Sus cápsulas anteriores, como las remeras, se vendieron en el Malba a través de Coleccionarte. También hizo series de productos con Usá Fotografía, como agendas, estuches y neceseres de edición limitada. Las nuevas tazas son un trabajo de sublimación que le hace Ignacio Smith.
“Siempre quise ser artista y empecé Artes Plásticas en la Universidad Nacional, también estudié profesorado, pero cuando terminé la carrera dije: bueno ¿Cómo sigue esto? ¿Cómo uno se transforma en artista? Y personalmente creo que lo más importante es producir y trabajar y nada de esperar a que aparezca alguien especial, algún mecenas a ver tu obra, sino estudiar, prepararse, producir arte y trabajar en una técnica, producto, porque ahí se abren múltiples caminos. La profesión de artista puede ser magnífica porque es múltiple, es amplia y podés ir hacia muchos lados” expresa Julia Romano.
Su obra en el mundo
Julia entiende que el arte no es un producto de primera necesidad sino que hay que conocer los nichos de cada artista: “Ahí hay una fina línea porque uno no hace la obra para vender, sino porque está la necesidad misma de crear, pero a su vez llega un momento que decís bueno, estaría bueno que esto me pueda dar dinero para seguir produciendo y seguir difundiendo mi obra para llegar más lejos. Yo trabajé desde el principio con lo digital y eso me permitió poder conectarme con otros espacios que no necesariamente fueron locales, entonces pude vender y difundir mis obras en el exterior, en EEUU, Inglaterra, España” sostiene.
Ahora el abanico se amplió más porque está trabajando con The Basu Foundation for the Arts, una fundación que tiene su base en India, en Calcuta, y su director Abhishek Basu trabaja en relación al arte y la cultura de diferentes partes del mundo, entonces tiene grandes posibilidades de que su obra penetre más allá de occidente.
El artista necesita muchos actores en su trabajo, el principal es el de las galerías, ya que ellas te introducen en las ferias, que son mercados con mucha visibilidad donde se vende; las galerías son quienes hacen circular la obra por distintos sectores y nuevos clientes. Al respecto de la comercialización de obras nos cuenta: “En mi caso tengo una galería madre que es LUOGO, de Rafaela, conozco mucho a su directora, Sofía Culzoni con quien hemos establecido un hermoso vínculo y eso es crucial, para mí tiene que haber química, porque lo que uno produce es como un hijo y necesita que lo cuiden. Sofía es una gran emprendedora, y LUOGO es una galería del interior con mucho empuje y futuro. Pero también convivo con otras galerías que me invitan a exponer”.
Algunos valores de su obra
Su obra bidemensional cotiza por metro cuadrado, cuesta alrededor de 2.000 dólares el metro cuadrado, inversión que implica la impresión de la obra y enmarcado. La obra se produce en una plataforma digital y se materializa en papel 100%algodón, de origen alemán o francés libre de ácido, la impresión luego se monta en una superficie rígida que luego se enmarca con varilla de madera y vidrio. Esas obras originales viajan a destino o se envían directamente a casas de impresión relacionadas al arte y por carta el comprador recibe el certificado de autenticidad de la obra, como así también la firma digital certificada de cada copia. El artista decide cuántas copias va a hacer de su obra y tiene un registro minucioso en inventario de esos originales y a quiénes fueron vendidos.
La obra de Julia Romano
Cuando le consultamos acerca del concepto de su obra, Julia nos relata apasionadamente: “Yo disfruto de ser artista porque me interesa que lo que hago pueda ser experimentado por el espectador a través de su propia mirada. Mis paisajes, mi obra más conocida, la que más circula, son una especie de isla que flota en el blanco de la hoja, esa imagen la produzco con fotografías, con naturalezas y paisajes que son significativos para mí, tienen que ver especialmente con cuestiones sentimentales, que me hacen acordar a gente, momentos, que tienen aroma y temperatura y con las que creo un nuevo paisaje”, manifiesta.
“También dibujo en papel y escaneo libros de botánica y de arte con pinturas de paisajes clásicos y armo un collage digital al que trabajo en capas en la computadora armando un nuevo escenario. Deseo que el espectador se enfrente a ese paisaje y le encuentre un nuevo significado, que se vincule con esas imágenes desde un lugar personal y original para él, para mí tienen un significado pero para él tendrá otro, quiero que se deje llevar y le recuerde a momentos, personas, es por eso que cuido muchos los detalles para que el espectador pueda permanecer frente a la obra y pueda meterse en cada recoveco ya que es ahí cuando y donde sucede la magia. Ese paisaje es diferente para cada uno, uno lo ve y experimenta de una manera personal. Me gusta rescatar lo bello del lugar donde uno vive, ser consciente del paso del tiempo en un territorio. Mis trabajos son naturalezas inventadas y ahora también estoy haciendo videos, relatos, instalaciones y cada cosa ocupa un lugar en ese disfrute completo como artista”, cierra.
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