Vamos al dato bruto: los trabajadores reciben más del 50% del total de los ingresos.
Desglosa Idesa sobre datos del Indec para 2016:
- El trabajo percibió el 52% del total de los ingresos generados en la economía.
- El capital participó con el 40% en la distribución del ingreso.
- Los ingresos mixtos (empresas personales y familiares donde se combinan trabajo y capital) representan el 11% de los ingresos.
Explicando esto, agregan desde Idesa: “estos datos muestran que los trabajadores reciben –sumando salarios más las cargas sociales– un poco más de la mitad de los ingresos que el país genera anualmente. La retribución al capital (dividendos, rentas e intereses) participa con un 40% del valor agregado generado por la economía. El resto es recibido por personas cuyos ingresos combinan retribución al trabajo y a su capital (cuentapropistas y pequeños emprendedores). La suma de los tres factores arroja 103%, porque un 3% corresponde a subsidios netos de impuestos otorgados por el Estado.
“Las evidencias señalan que la meta de lograr que la distribución del ingreso entre el capital y trabajo sea en partes iguales ya fue superada. Sin embargo, esta distribución no garantiza justicia social, como lo prueba la muy alta incidencia de la pobreza. Una de las razones es que las brechas de ingresos entre los trabajadores se han profundizado. La más decisiva es la diferencia salarial entre trabajadores registrados e informales. La otra razón es que la integración social requiere una mayor participación de los trabajadores en el total de los ingresos”.
Es decir, lo que proponía Perón (el último Perón) a principios de los ‘70 ya quedó viejo y el capitalismo logró más de lo que el mismo General -creía- era una medida justa hace 40 años.
“La prueba más contundente es que en países socialmente más avanzados (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia, Dinamarca, Italia, Canadá) la retribución al trabajo llega a dos tercios del ingreso total, mientras que el tercio restante es retribución al capital”, continúa el informe de Idesa.
“Para avanzar hacia la eliminación de la pobreza y mayor equidad es necesario incrementar la participación del factor trabajo en el valor agregado de la economía. Para ello es clave aumentar la participación laboral femenina (que es particularmente baja entre las mujeres con menores calificaciones) y eliminar la informalidad”.
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