Lanzado oficialmente al mercado en 1974, el Baileys se convirtió rápidamente en una bebida popular en todo el mundo, en parte gracias a su sabor suave y dulce, que lo convirtieron en una “golosina” para personas mayores de edad. Sin embargo, su costo (entre $5.500 y $7.000) lo ha vuelto casi inaccesible para algunas personas.
La buena noticia es que este licor, creado por los empresarios Tom Jago y David Gluckman, también puede hacerse en casa, y a un precio muy inferior. “Siendo respetuosos con la marca nunca vamos a obtener el Baileys, pero si podemos lograr algo parecido”, avisa el bartender y sommelier Martín Capogrossi, que también es dueño de Un Tal Harrison, un verdadero bodegón contemporáneo en la ciudad de Pilar.
Además de la cuestión económica, Capogrossi dice que hay otro motivo para hacer Baileys casero. Y tiene que ver con la creatividad.
“La principal razón va por la búsqueda creativa de un producto que se acerque al Baileys. En la receta casera cada uno le puede ir dando los tintes que se le ocurran”, dice Martín y acaso intenta llamar a la acción a los simpatizantes de este licor.
La bebida original lleva crema, cacao, café, whisky y otras materias primas. “Hacerlo uno mismo permitiría jugar con caramelo, dulce de leche, canela, pimienta u otras especies. Acá no hay límites. También nos permite variar el whisky”, señala.
La marca Baileys va largando, cada tanto, ediciones particulares, con el objetivo de cautivar distintos mercados y nuevos paladares. Existe el Baileys de dulce de leche, con caramelo, avellanas o mentas frescas.
“En casa podemos explorar estos y otros caminos”, señala Martín, como si además de hacer un trago nos invitara también a realizar un viaje.
¿El whisky debe ser irlandés o escoces?
En este punto se abre quizás una grieta. Dice Capogrossi que si se quiere seguir la receta ortodoxa y purista habría que utilizar el whisky irlandés.
Cuenta que hasta se ha difundido, a modo de humor, pero con algo de cierto, que los whiskies irlandeses son mejores que los escoceses por ley.
¿Cómo es esto? Es que la legislación irlandesa requiere como mínimo tres destilaciones, en cambio la escocesa solo dos. Esto lo haría de mejor calidad.
Aclarado este punto, el dueño de Un Tal Harrison sostiene que se puede acudir perfectamente a los whiskies escoceses, fundamentalmente porque tienen una excelente relación entre precio y calidad. Y se anima a recomendar algunas marcas: JyB, Ballentine o Johnnie Walker Red.
Cómo hacer Baileys en pocos pasos
Para hacer una receta sencilla se necesita volcar 395 gramos de leche condensada en un recipiente y agregarle ¾ de ese volumen del whisky. Después se mezcla lentamente (para que se vaya emulsionando el whisky con la leche condensada) y luego se le agrega una cucharada de cacao y una cucharada de café instantáneo.
Se vuelve a mezclar y se le agregan unas gotas de esencia de vainilla (para que le dé el toque acaramelado).
En último lugar se aumenta la velocidad de la mezcla con un mixer, para lograr la integración final de todos los ingredientes.
Finalmente se envasa, recomendablemente con una etiqueta para no olvidar cuándo se hizo, y listo.
La duración, aclara Martín Capogrossi, es de hasta dos meses. ¿Por qué? Porque la leche condensada es un producto perecedero.
Esta bebida se puede disfrutar sola, con hielo o como ingrediente en cócteles y postres.
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