Rita Suárez va detrás de sus sueños. Y acaba de cumplir uno. A los 84 años, volvió a cursar el primario y se recibió con honores. Pero ahora quiere más: hacer el secundario.
Dice que, tras el primario, se siente más preparada para empezar el otro nivel. “Y lo voy a terminar”, asegura. Ya se inscribió en una escuela de Luque, el pueblo cordobés a donde vive.
Rita contó a La Voz que para ella estudiar es un placer. Y dice que lo hace por el gusto de aprender. “Te imaginarás que a esta altura no pretendo conseguir ningún trabajo”, expresa con humor.
Durante 2022 fue todos los lunes, martes y miércoles a la escuela. Al principio con varios compañeros y compañeras, aunque al último solo quedaron algunos pocos.
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La mujer dice que le costó Ciencias Sociales. A Rita le encanta matemática. “Pero con el lápiz, no con el celular”, aclara al medio capitalino.
La mujer ya había cursado el primario cuando era niña, en una escuela rural de la zona de Río Primero, pero cuenta que necesitaba refrescar cosas para empezar el secundario confiada.
Más allá del estudio, Rita es muy sociable, y por eso en Luque le encanta hablar con “todo el mundo”. También le gusta leer, coser, bailar y viajar. “En unos días me voy por ahí”, anticipa.
El gusto por aprender
Claudia Gaido es la directora del Centro Educativo de Nivel Primario para Adultos (CENPA), a donde estudió Rita. Y este último tiempo también fue su maestra.
“Trabajar con ella fue una experiencia preciosa. Siempre quería saber más. Su desafío este año fue actualizarse”, dice la maestra, que terminó forjando una amistad con Rita.
“Ella es una persona muy culta. Se puede hablar de todo”, asegura. Y cuenta que cuando faltaba algún compañero a clase se preocupaba.
Gaido la alentó a que siga estudiando. Y dice que estará a la par de ella mientras curse el secundario.
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La maestra cuenta que nunca había tenido una alumna de esa edad. “Pago para llegar con ese espíritu a la edad que ella tiene”, dice.
A pesar de todo…
Hace un año Rita perdió a su marido. Y también a un yerno. Pero eso no le quitó las ganas de estudiar y de seguir adelante.
Teresita es una de sus hijas. Y la describe así: “Mi mamá tiene una voluntad gigante. Siempre está mirando para adelante. Siempre quiere progresar”, dice.
La mujer cuenta que el año pasado su madre le dijo a ella y a sus hermanos que quería estudiar. Y por supuesto la apoyaron.
Además, Rita, que dedicó su vida a las tareas de la casa y a sus cuatro hijos, tiene otra pasión: escribir.
En un cuaderno, titulado “Historias de Vida”, cuenta distintas vivencias. En ellas conjuga hechos reales con ficción. Sus hijos dicen que quieren imprimir esas historias y hacerlas conocidas, quizas a través de un libro. “Son hermosas, como ella”, aseguran.
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