Contacto con el Jeep Wrangler Unlimited

(Por José Manuel Ortega) Durante mi breve estadía en Buenos Aires dispuse de un Jeep Wrangler Unlimited (4 puertas) que probé bajo una persistente lluvia. Conclusiones.

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"José, no puedo prestarte la Journey como habíamos acordado debido a un inconveniente que tuvimos, pero puedo cederte un Wrangler”. Es cierto, estaba interesado en aquella, pero la oferta de Chrysler no sonaba nada mal. Un grandote “Made in Usa” que debe analizarse desde otra perspectiva.

Diseño. Uno se puede preguntar porqué no hubo antes un jeep de 4 puertas, sobre todo a partir de estos “modernos” tiempos de diseños y desarrollos novedosos. Sus formas –con 70 años a cuestas- se han mantenido con pocas modificaciones estructurales desde su creación. Y es una de sus fortalezas. Un clásico de clásicos.
Diseño exterior interesante, mantiene su “rudeza” y carácter espartano, y a pesar de sus dimensiones se muestra proporcionado.

Vamos al Interior. Este Wrangler Unlimited no está pensado para aquellos que quieren “facha” de 4x4 pero con todo el confort a bordo y que rara vez transitan por la tierra y el barro. Nadie pedirá lujos en un Wrangler, para eso están Grand Cherokee y –en menor medida- Cherokee. Mucho plástico para soportar lluvias y barro y un fácil lavado. Posición de manejo acorde a su uso, con butaca que regula en altura, lo mismo que la columna de dirección. Atrás no es tan cómodo por sus butacas pero sobra espacio. Techo desmontable y lona guardada en baúl para darle una modularidad total. Tablero con tipografía de cierta antigüedad, pero insisto: es un Jeep y no sigue los cánones actuales de diseño.

La Caja tiene cierta –lógica- dureza y palanca tradicional para 4H y 4L.

El Motor es el clásico 3.8 L de 200 caballos y en combinación con sus casi 2 toneladas no hacen de este Jeep un miserable en el consumo. En ruta -en 6ª- puede mantenerse en términos razonables. Elástico aunque de relaciones poco briosas, sobre todo abajo.

Frenos dimensionados para su tamaño y peso, pero debe tenerse en cuenta que no frena como como un Viper.

El Andar. Si se pretende mantener altas cualidades off road, resulta imposible que la docilidad sea la característica principal en un uso citadino. La mayor distancia entre ejes mejora la ecuación pero de todos modos no está diseñado para el asfalto. Puede circularse a 120/130 km/h sin problemas aunque el viento se hace sentir en su cuadrada carrocería. Lamentablemente, durante los 3 días que lo tuvimos bajo lluvia permanente por la ciudad de Buenos Aires, no pudimos comprobar sus conocidas virtudes fuera del camino. Su presencia intimida y a su paso pareciera decir al resto “frená vos”

¿Aspectos negativos?. Para quienes buscan principalmente suavidad, confort y lujo, varios. Para los usuarios Jeep, muy pocos.
El precio de lista de esta versión es de US$ 42,000. Difícil compararlo, casi no tiene rivales. Es lo más parecido –en cuanto a su espíritu- al Defender de Land Rover, aunque a bastante menor precio.

Como le comenté a Moira Dillon de Chrysler, quedo a la espera del Journey.

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