Juan Manuel Fangio: El Mito.
(Por José Manuel Ortega) No solo fue admirado por sus rivales por su enorme capacidad de manejo sino que -se sabe- fue un gran hombre. En muy pocos casos en la historia del deporte se conjugan estas virtudes. Clic en el título de la nota.
Fangio tuvo una humildad que no guarda relación con sus logros, y sobre todo para su época.
Nació en Balcarce en 1911 y desde chico ya estaba “metido entre los fierros”. Inició sus pasos preparando un auto prestado (a escondidas) para poder correr. En nuestro país, en el TC, tuvo una gran participación, junto con otros “monstruos” como los Galvez, Marimón y tantos mas. Solo esta etapa, prolífica, daría para decenas de párrafos.
Debutó en la F1 en 1950, si bien poco antes había corrido en la categoría antesala de aquella.
Fue campeón en 1951, y estuvo un tiempo alejado de las carreras por un accidente que pudo costarle la vida.
Tambien conquistó los títulos de 1954, 1955, 1956 y se acercaba a la pelea por el de 1957. No puede olvidarse que cumplía ¡46 años!. Para el deporte actual, sería un jubilado. De hecho la prensa de la epoca sostenía que estaba viejo y cerca de su retiro.
La carrera de Nurburgring de ese año no era una mas. Datos que hablan por sí solos:
Casi 23 km cada vuelta, 172 curvas, 9 minutos para completar cada giro, 200,000 espectadores. ¿Cómo recordar todas las curvas?
Fangio, con neumáticos de mejor performance pero que duraban menos, sabía que debía sacar una ventaja importante a sus rivales para poder detenerse para el cambio. Y había sacado suficientes 28 segundos de ventaja cuando paró en boxes; sin embargo sus mecánicos demoraron 1 min 20 seg, con lo cual volvió a pista detrás de Collins y Hawthorn, ambos con Ferrari, a 48 segundos. Con neumáticos fríos, en la vuelta siguiente estaba a 52 segundos.
Restaban 9 vueltas y descontar ese tiempo era humanamente imposible.
Sin embargo en las 9 batió el récord de vuelta del circuito, y no solo alcanzó a sus dos rivales y los superó, sino que terminó 4 segundos delante.
Se entiende porque se la recuerda como la mejor carrera en la historia de la Fórmula 1. Hawthorn luego expresaba: “Aquel viejo diablo me hubiera pasado por encima si no me corría”
Hay que tener en cuenta que aquellos autos no tenían butacas cómodas, no existía la ayuda electrónica, sus cubiertas eran angostas –complicado para transmitir la potencia la piso, frenar y doblar-, pero con un detalle que lo hace mas increíble aún: llegaban a los 300 km/h……
Ganó con 4 marcas distintas, Ferrari (su relación con el Comendattore fue conflictiva), Alfa Romeo, Maserati y Mercedes Benz.
¿Qué pasaría si Fangio hubiera corrido en ésta época?, ¿Cuántos campeonatos hubiera ganado “Schumy” con aquellos bólidos y compitiendo con otros gigantes?
Preguntas sin respuestas. Lo cierto es que mi admiración por Juan Manuel Fangio no solo se expresa en esta brevísima síntesis de sus dotes técnicas, sino porque además fue reconocido en todo el mundo como un excelente ser humano y con una humildad –basta ver alguna entrevista- tal vez exagerada.
Al recorrer su Museo en Balcarce puede comprenderse la magnitud de sus logros, centenares de premios, copas, medallas y admiraciones plasmadas en el libro de visitas.
Una frase suya resume todo: “Hay que intentar ser el mejor, pero no creérselo”.
Recuerdo con gran emoción, luego de su fallecimiento en 1995, un aviso de una petrolera, página entera en el diario, que mostraba un cielo tormentoso y una frase inolvidable: “Si escucha un trueno no piense que va a llover, es Fangio probando un auto”.
Sirva de pequeñísimo homenaje a uno de los grandes de nuestro deporte.
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