Si hay algo que logró la Guerra Comercial entre Estados Unidos y China, además de erosionar la performance económica global, es hartar al público inversor. Si bien en sus últimas declaraciones el presidente americano se jacta de que China desea un acuerdo comercial lo antes posible, la realidad parece ser que es el mismo quien más lo anhela.
De esta manera, mientras sobran señales de optimismo desde la Casa Blanca, a veces parece que faltan respuestas contundentes desde el país asiático, y esta semana no fue la excepción. Mientras que el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, afirmó que el acuerdo comercial está cerca, puede que algunas de condiciones que busca imponer EEUU podrían no ser posibles de cumplir por parte del gigante asiático.
En concreto, desde Investing.com comentaron: "La insistencia del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de que China compre productos agrícolas estadounidenses por un valor de US$ 50.000 millones puede ayudar a conseguir el apoyo electoral en los Estados agrícolas, pero realmente 'no es posible' en la práctica". Y si bien el senador de Iowa Chuck Grassley señaló que China podría haberse comprometido a comprar esa cifra, desde el portal antes mencionado sentenciaron: “China nunca ha confirmado esta cifra y ha retrasado el compromiso de cualquier número fijo”.
No obstante, esta incertidumbre parece no ser suficiente para parar la racha alcista del mercado americano, que continúa rompiendo récords y se encuentra por encima de los 3.100 puntos: ¿se estará dando por sentado que a Trump no le conviene presentarse a elecciones sin un acuerdo?
En lo que respecta a la macro americana, observamos algunos indicadores favorables y otros desfavorables que fueron publicados la semana pasada: mientras que las ventas minoristas de octubre avanzaron un 0,3%, (frente a un 0,2% previsto y una medición anterior negativa), la utilización de la capacidad instalada y la producción industrial mostraron una dinámica desfavorable en el décimo mes del año.
A pesar de la solidez americana, a veces la figura macro global no parece tan alentadora. Entre las razones, podemos señalar que en esta segunda semana de noviembre hemos conocido ciertos datos macroeconómicos peores a lo esperado en Japón y China. En concreto: las ventas minoristas, la producción industrial y la inversión en activos fijos de China se desaceleraron en octubre, mientras que se confirmó que la economía de la zona euro creció a un ritmo reducido del 0,2% en el tercer trimestre de este año.
Desde Europa, las principales novedades vienen desde España y el resultado de las elecciones, dado que el Brexit se encuentra supeditado a los resultados de las elecciones que van a celebrarse a fines de este año. En concreto, el pacto entre los partidos de izquierda PSOE y Unidas Podemos para formar gobierno ha pasado factura sobre la prima de riesgo española y sobre el IBEX 35 que retrocedió un -1,4% a lo largo de la semana. Puntualmente, las expectativas de un mayor déficit fiscal y una mayor presión tributaria, como así también las especulaciones de posibles de cambios en las condiciones laborales y en las tarifas de ciertos servicios públicos provocaron una dinámica negativa en los mercados españoles. Asimismo, tanto el PSOE como Podemos podrían apoyar la imposición de un impuesto a las transacciones financieras o Tasa Tobin, que presionaría más aún al sector bancario que ya sufre las bajas tasas de interés de la Eurozona, lo que inquieta aún más a los inversores europeos.
Volviendo a nuestra región, los mercados latinoamericanos (incluido el argentino) transitaron una semana sufrida debido a las tensiones sociales tanto en Bolivia como en Chile. En concreto, el peso chileno fue uno de los más castigados y perdió un 2,6% a lo largo de la semana y tocó su máximo histórico de 802,12 el pasado jueves. Sin embargo, esta dinámica bajista sobre la moneda trasandina comenzó a reversarse el viernes debido al anuncio de una convocatoria a referéndum para decidir si los chilenos desean cambiar la actual Constitución (que data del gobierno del dictador Pinochet).
Finalmente, el S&P Merval argentino tuvo una semana desfavorable y retrocedió un 6,7% viernes a viernes, debido un cierto efecto contagio de la situación latinoamericana como así también por la incertidumbre sobre el posible plan económico del nuevo gobierno y el tratamiento que podrían recibir los tenedores de bonos.
Debido a que las especulaciones de mercado apuntan a que el próximo gobierno buscará una solución rápida a la problemática de la deuda, los bonos y letras emitidos bajo ley argentina podrían ser los primeros en sufrir algún evento crediticio debido a que carecen de Cláusulas de Acción Colectiva (CACs). Debido a que estas estipulan que el Gobierno debe consensuar con los inversores cualquier cambio que quiera introducirle a los títulos, el hecho de que existan bonos y letras que carezcan de ellas representa un posible incentivo para el nuevo gobierno a lograr un alivio inmediato en las cuentas públicas a través de la alteración de los flujos de fondos de este tipo de títulos.
Sobre esta particularidad de los instrumentos de deuda bajo ley local, analistas consultados por el diario El Cronista señalaron: “Con una resolución del gobierno cambia el bono y se avanza en la reestructuración. En cambio, cuando se trata de ley internacional, la misma requiere mayorías especiales y tiene otros tiempos. Siempre el proceso de reestructuración de deuda suele iniciarse por lo local. Si se avanza en la ley local y se mejora el perfil de deuda, es esperable que suban los bonos ley internacional y que el inversor pueda salir bien parado”.
Sin embargo, algunos bonos emitidos bajo ley local también poseen Cláusulas de Acción colectiva, en concreto, los PARA y DICA que fueron emitidos junto a sus pares bajo legislación extranjera en la reestructuración de 2005 incorporan ciertas mejoras en términos de legislación frente a los Bonar. De esta manera, en los niveles de precios y paridades actuales, algunos inversores podrían migrar parte de sus tenencias de AY24 o AO20 a los PARY (Ley NY) o PARA (Ley Local), de manera de minimizar tanto la probabilidad de manipulación debido a su vencimiento dentro de veinte años y a la vez mejorar su situación en términos contractuales y de legislación. Empero, cabe resaltar que, en el contexto de incertidumbre actual podría existir un importante margen de error.
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