La Usina representa una nueva manera de trabajar con los clientes, un espacio de reunión y trabajo para desarrollar soluciones que eliminen las barreras de compra, explican desde Kimberly-Clark, la empresa que eligió Argentina para desarrollar el proyecto, pionero en Latinoamérica.
“Muchas de las decisiones de compra se toman directamente en el punto de venta. En la Usina se comparte con los clientes la mirada del shopper, para cada categoría y canal, para poder brindar soluciones que eliminen posibles barreras de compra”, explica Laura Perdomo, gerente de Trade Marketing de Kimberly-Clark Argentina.
El proyecto fue desarrollado en conjunto con el estudio de arquitectos “Guzmán-Grandi”, y la colaboración de diseñadores y artistas, lo que convierte a La Usina en un centro de inspiración y un lugar único donde trabajar con los clientes.
El edificio, de 540m2, cuenta con cuatro ambientes decorados con un estilo totalmente novedoso, donde la creatividad está presente en cada detalle: un espacio de bar y living, para ofrecer una instancia descontracturada con los clientes; un auditorio equipado para desarrollar presentaciones y charlas; un showroom donde se simula el espacio de punto de venta y se observan las discusiones frente a la góndola; y finalmente las estaciones de trabajo destinadas a reuniones por equipos.
Demandó una inversión de medio millón de dólares.
Kimberly-Clark no deja nada al azar
¿Por qué una mujer lleva estas toallitas y no aquellas? ¿Por qué esos pañales y no los otros? Conocer los por qué de esa decisión (multiplicada por millones de decisiones) es vital para la supervivencia y el crecimiento de compañías como Kimberly-Clark que acaba de lanzar La Usina, un centro de investigación e innovación que permite a los clientes convertirse en socios para diseñar en conjunto el futuro de las categorías de consumo masivo.
(Cómo es, dónde funciona, qué actividades tiene, todo en nota completa)
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