Ante este nuevo hallazgo, desde Acer están trabajando junto con Future Classroom Lab para ayudar a desarrollar y comprender cómo se puede utilizar la tecnología en la educación, suministrando una gama de potentes ordenadores de sobremesa y monitores Predator y Nitro para ayudar a la investigación, que se centra en cómo se pueden usar los juegos en las aulas y, más específicamente, cómo los juegos cooperativos pueden afectar las relaciones entre los estudiantes.
Trabajo en equipo, la clave del éxito
“Nuestro objetivo era profundizar en los beneficios de los juegos y, específicamente, en los juegos altamente cooperativos dentro de las aulas”, explica el profesor Thorkild Hanghøj. “Los niños conocen y aman los juegos altamente competitivos como CS:GO y Fortnite, pero les presentamos un juego más basado en la cooperación, en el que necesitan colaborar para tener la oportunidad de ganar”, agrega Thorkild.
La elección del título recayó en Torchlight 2, un juego cooperativo de fantasía en el que los jugadores luchan contra enemigos controlados por computadora para avanzar a través de los niveles. El juego es simple, pero profundo, y el objetivo es atravesar oleadas de enemigos y derrotar a los jefes. Y para hacer las cosas aún más competitivas, los profesores pidieron a sus alumnos que elevaran el nivel de dificultad al máximo.
“Si el enemigo simplemente te mira, mueres instantáneamente. A menos que trabajen juntos como un equipo. Eso puede parecer un gran desafío, pero creó la necesidad de cooperación. Obligó a los estudiantes a comunicarse y jugar juntos”, dice Thorkild y añade que “normalmente, los estudiantes callados pueden esconderse detrás de otros en tareas grupales. Pero aquí, todos tuvieron que trabajar juntos para superar el primer nivel, lo cual es bastante raro en la escuela”, agrega.
Los resultados
Si bien Torchlight 2 no es un juego orientado a la educación, los elementos didácticos que concentra se superpusieron en el proyecto de investigación, donde mostró efectivamente una mejora en las habilidades comunicativas, un mejor bienestar y una mayor motivación para aprender en los respectivos campos temáticos.
“No evaluamos si los niños mejoraron en matemáticas, inglés o sus idiomas principales; esto se centró exclusivamente en su bienestar y aumentó su motivación, lo cual vimos claramente. También registramos menos conflictos en los períodos de recreo y amistades fuera de la escuela. También vimos a los estudiantes disfrutar de las tareas encomendadas por sus profesores”.
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