Las razones son más que obvias, dada la facilidad de automatizar procesos en la casa, ya sea desde configurar horarios de encendido de luces, prender artefactos desde el Smartphone e incluso levantar o bajar la persiana con un toque o nuestra voz, entre muchas otras útiles y cómodas aplicaciones.
Pero claro, el confort no es lo único que se gana, ya que según explica Sebastián Ikonicoff, Ceo de Life2better, “si algo aprendimos de la pandemia es que la angustia de no poder encontrarnos con los seres queridos puede mitigarse sabiendo en todo momento si están bien, seguros y cuidados”, refiriéndose a la posibilidad de enterarse en todo momento lo que está sucediendo en la casa de nuestro ser querido, con la posibilidad de monitorear desde el celular las 24 hs cualquier casa domotizada, como así también a que el sistema “avisa” o evita riesgos comunes como escapes de gas, agua, incendio, intrusos merodeando u otros.
Por su parte, Leandro Vallesi, de Vida Moderna, otra empresa representativa del sector, explica que “la domótica dejó de ser un lujo para unos pocos. Antes, transformar un hogar en inteligente costaba 60 mil dólares y hoy la inversión está apenas por arriba de los 2 mil dólares oficiales y hasta se puede pagar 12 y hasta 18 cuotas. Es decir, ya es algo accesible, y buena parte de la cuota se pagaría con lo que se ahorra en consumo”.
¿Cómo funciona?
Simple, el sistema se maneja a través de smartphones, asistentes de voz (Alexa, Google home) tablets o computadoras con la llamada “inteligencia artificial del hogar”, y se puede acceder al funcionamiento del hogar desde cualquier lugar del mundo para configurar cuestiones referidas a la iluminación, agua, humo e incluso gas.
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