Todos lo sabemos, nunca vivimos una situación semejante en nuestra ciudad. Y no me parece extraño escribir “vivimos” a pesar de haber estado, justo durante estas horas en Buenos Aires, es decir, no estaba físicamente en Córdoba, pero estoy seguro que lo viví. Sentí y sufrí la impotencia, el estupor, la tristeza, la bronca, la angustia, la indignación, todo a la vez.
Lógicamente saber que la familia y los amigos pudiesen correr algún peligro era motivo de preocupación, algo que se atenúa bastante manteniéndose en contacto permanente.
Pero no, no ero solo eso lo que viví. Era todo aquello que dejaba traslucir cada uno de los miles de cordobeses que se expresó de las redes sociales.
Por supuesto que recurrí tanto a los portales de los medios cordobeses, siempre una buena opción, y también a la televisión porteña que le dedicó toda su programación nocturna a la situación sufrida en La Docta. Allí repetían una y mil veces los videos subidos por la propia gente, por lo propios damnificados (que somos todos). Sin embargo, los medios tradicionales transmiten información, y por más dramatismo que le sumen al relato, no deja de ser una descripción en tercera persona (a veces en primera) y en el fondo uno sabe que los medios porteños (como casi todos) mañana estarán mirando hacia otro lado, porque esa es parte de su función.
En cambio en las redes sociales, te chocás con la información en una mezcla inseparable de emoción. Allí el que informa lo que está viendo, a la vez lo está sintiendo, sabe que esa imagen le quedará grabada para siempre, que esa experiencia no se le olvidará fácilmente porque no es parte de su oficio el pasar rápidamente a otro tema. Eso es lo que me transmitía cada tuit y cada posteo que leí, cada foto y cada video que ví y hasta los que me insultaron por escribir un tuit con otra mirada.
Los medios tienen su lugar, que está claramente en discusión, pero que muy probablemente seguirán teniendo. Lo que han posibilitado las nuevas tecnologías en manos de la gente, lo que viaja a través de las redes sociales, es emoción en carne viva, y la emoción no sabe de editores.
Las redes sociales fueron el mejor medio para sentir
(Por Eduardo M. Aguirre - @EduAguirre) Vivir lo que le sucede a Córdoba es desolador, sufrirlo a la distancia es desesperante. Estando en Buenos Aires naturalmente uno busca todos medios y las formas posibles para saber lo que sucede, desde el estado de su entorno cercano, hasta la situación en general. En estas horas pude corroborar que las redes sociales son hoy el medio más genuino para saber qué pasa, qué nos pasa.
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