Si bien durante el fin de semana por las lluvias e inestabilidad se suspendieron, el desfile aniversario, la Fiesta Provincial de la Frutihorticultura y la Sagra Nacional de la Uva, el turismo de experiencias copó restaurantes, bodegas y museos.
En la mañana del viernes 15 de marzo, un acto protocolar encabezado por la Intendente Paola Nanini fue el punto de inicio de una serie de propuestas ( todas privadas y bajo techo, ya que la inestabilidad climática provocó la cancelación de todo lo previsto para público masivo y al aire libre.
Noche de jueves: la Bodega La Caroyense fue la protagonista (incluyó música y torta)
Las actividades nocturnas del jueves 14 como una vigilia de cumple años, fueron organizadas por la Asociación Eraple ( Ente Regionale ACLI per i Lavoratori all’ Estero), una asociación friulana que nació en la Iglesia Católica ; ACLI por su parte es la sigla de Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos.
El cumpleaños en bodega La Caroyense incluyó la inauguración de dos muestras: una sobre la vida del escritor y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini y otra con los dibujos de Milagros Aliendro.
Con la presencia del Senador italiano Mario Borghese y autoridades del Comites (italianos) de Córdoba, la Asociación Eraple organizó la vigilia que por la suspensión de las actividades de todo el fin de semana, se convirtieron prácticamente en las únicas para homenajear a la comunidad.
En el espacio del Centro Cultural La Caroyense, se habilitó una muestra sobre la vida de Pier Paolo Pasolini, escritor, poeta y director de cine italiano.
Nació en Bolonia en 1922. Vivió su infancia y adolescencia en varias ciudades y más tarde en Casarsa, Friuli, el pueblo de su madre, donde permaneció hasta 1949.
Tras estudiar letras, empezó a publicar una larga lista de novelas y ensayos de primera magnitud que lo situaron en primera línea de la literatura italiana. En la década de 1970, inició una exitosa y controvertida carrera de director cinematográfico con películas como “El evangelio según Mateo”, “Mamma Roma”, Pajarracos y pajaritos”, “Accatone” o “Teorema”, algunas de las cuales se proyectarán durante marzo y abril en el Cine Social La Bicicleta.
En la sala superior del edificio, también se inauguró la muestra de dibujos de Milagros Aliendro, una joven caroyense que retrató con acuarelas y marcadores diferentes paisajes de la Colonia. El acordeonista Alfredo Marcial y el grupo Lidrîs acompañaron musicalmente la velada. Entre los presentes se compartió polenta blanca friulana, rognosa, vino, espumante y torta.
La Colonia gringa
Colonia Caroya se asienta sobre parte de las tierras denominadas originariamente Caroya o Caroyapa, las que aparentemente permanecieron en un comienzo a los sanavirones y luego fueron adquiridas por la Compañía de Jesús. Se estima que hacia 1616 comenzó a construirse la Estancia, primer núcleo productivo del sistema organizado por los jesuitas en la Provincia de Córdoba, hoy parte del legado jesuita declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, por UNESCO. Posteriormente, fue colonia de inmigrantes friulanos y vénetos, llegados el 15 de marzo de 1878, luego que se dictara la Ley N°774 “ Ley de Inmigración” durante el Gobierno de Nicolás Avellaneda, fueron 60 familias las primeras, vivieron en la Estancia de Caroya hasta que pudieron tomar posesión de sus tierras, que era monte virgen, sin agua, completamente aislado de los centros poblados y sin la posibilidad de contar con los servicios mínimos.
Hubo familias que por años, día tras día caminaron 5 a 6 kilómetros hasta las tierras cedidas donde construyeron sus viviendas y transformaron monte virgen en chacras de cultivo y cría de animales.
Sus raíces fuertes testigos del pasado
Las familias originarias dejaron apellidos, tierras, casonas antiguas y una fuerte cultura del trabajo sobre todo en la tierra y el valor agregado que se le da a cada producto.
Es así como el salame se fue convirtiendo en el emblema gastronómico por excelencia, desde antaño la gente que empezó a descubrir la Colonia gringa compró esta tradición del salame casero madurado en sótano, las picadas, el vino de uva frambu y sus fiestas típicas.
Las historias entrelazadas entre originarios, criollos y ahora nuevas inmigraciones atraviesan la semblanza de ojos celestes cruzados con café, familias de gringos con nativos argentinos, la cercanía con Córdoba y Jesús María y la fusión de culturas han ido haciendo de esta tierra la más particular de todas.
Cultura e imanes religiosos
Alrededor de sus áreas rurales corren acequias que proveen de agua a toda la producción caroyense, destacada a nivel nacional por sus salames caseros, sus quesos y sus vinos de excelente calidad. Así, un imperdible en este enclave será visitar las bodegas y los viñedos que forman parte del Camino del Vino en Córdoba.
A los sabores se suman pintorescos paseos culturales, que invitan a descubrir las costumbres de los primeros italianos que fundaron el poblado.
A su vez, vale la pena visitar la Estancia Jesuítica de Colonia Caroya. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (2000), fue el primer establecimiento agrícola-ganadero organizado por la Compañía de Jesús en 1616, lo que la hace una parada infaltable. Si se desea continuar el circuito religioso, podrán sumarse otras capillas y oratorios.
Rincones pintorescos
Entre sus paisajes resalta la avenida San Martín –conocida como “Calle Ancha”–, que resguarda el Monumento al Inmigrante. Por su parte, la plaza Nicolás Avellaneda es el principal espacio verde y recreativo de Colonia Caroya, elegido para emplazar carnavales y festivales.
Más información
Cómo llegar: desde la ciudad de Córdoba se toma la RN 9 norte, pasando la Estación Juárez Celman y General Paz. En colectivo, se puede ir con las empresa Fonobus.
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