Febrero avanza, la temporada se acerca a su fin y -de a poco-, las sierras cordobesas empiezan a “desporteñizarse”. El fin de semana “XXL” ofrece a los locales una oportunidad para explorar el interior y, su coincidencia con San Valentín, una excusa para salir a recorrer restos y barcitos.
Por eso, si todavía no tenés planes ni reservas, a continuación te dejamos cuatro opciones para que sorprendas a tu pareja.
Viñedo Nébula
Sean Towers plantó, literalmente, la semilla de este emprendimiento en 2015, cuando sembró las primeras parras del Viñedo Nébula. Dos años después abrió sus puertas al público, pero recién este verano el proyecto logró consolidarse como un éxito rotundo.
El resto abre de miércoles a domingo, y todos los sábados -el día más demandado- recibe a más de 200 personas. “Este año pegamos un salto importante por varias razones”, asegura Towers: “La pandemia nos benefició porque, cuando se abrieron las fronteras interdepartamentales, la gente quería salir corriendo de Córdoba y obviamente buscaba espacios abiertos. Además, las dificultades de viajar al exterior hicieron que parte del público de mayor poder adquisitivo, viniera a La Cumbre y se acercara al viñedo”.
A lo largo de toda la temporada han realizado varios shows en vivo, los cuales llegaron a alojar hasta 600 espectadores. Este viernes recibirán a Iván Noble, el artista de mayor talla en tocar en este predio hasta el momento. Las entradas tienen un costo de $ 1.500 y pueden conseguirse aquí. A su vez, adelantan que están en tratativas para traer a Andrés Calamaro en un futuro cercano.
Los interesados en ir a comer cualquier otro día pueden asistir en dos turnos: de 12 del mediodía a 4 de la tarde, o a partir de las 6 de la tarde, para la puesta de sol. En el caso de los almuerzos, se debe realizar una reserva previa y se recomienda consultar al menos cuatro días antes debido a la fuerte demanda. Por el contrario, en el horario de la tarde se recibe a los comensales por orden de llegada y no se guardan lugares.
La Fonda de Cruz Chica
Este hotel boutique cuenta con solo 7 habitaciones, y toma su nombre del barrio en donde se encuentra, Cruz Chica (La Cumbre), el mismo vecindario donde alguna vez supo vivir el escritor Manuel Mujica Láinez.
El emprendimiento pertenece a Virginia Patroni y su esposo Martín Mias, quién está a cargo de la cocina. Según este último, el concepto del restó “va de la mano con el de nuestro alojamiento”.
Al respecto, explica: “Somos un hotel muy chiquito; nuestro ambiente se caracteriza por ser súper distendido, amigable y acogedor. Queremos que la gente se sienta como en su casa, y la comida que ofrecemos tiene mucho que ver con eso. Por eso no tenemos platos rebuscados; nos manejamos justamente con el concepto de fonda. Nuestra carta es corta pero variada, y ofrece opciones abundantes en las que predominan los sabores mediterráneos”.
El restaurante de La Fonda está abierto al público en general, aunque es necesario realizar una reserva antes de asistir. Cuentan con capacidad para albergar a cerca de 30 comensales.
Este domingo presentarán una cena con menú especial por el día de los enamorados. “Vamos a tener unas gírgolas de entrada, unos sorrentinos de ricota de oveja con berenjenas asadas y cúrcuma, y de postre un brownie con merengue de cacao, frambuesas y helado. Ya va a haber una banda local, haciendo música en vivo”, adelanta Mias.
D!quesì
El último proyecto de Santiago Blondel -ex chef de Gapasai y ganador del premio Prix Baron B-, se encuentra emplazado sobre el Dique San Jerónimo, a poco más de 7 kilómetros del centro de La Cumbre (ver ubicación). Según su impulsor, esta propuesta invita a “acompañar al entorno natural”. Blondel detalla que buscan que sus comensales puedan “relajarse y desconectarse: "No hay wifi y no ponemos música, para que se escuche el ruido de los pájaros”.
Aunque el restó permanece abierto todo el año, el verano y la primavera son la mejor época para visitarlo, dado que la mayoría de los espacios se encuentran al aire libre. El deck es ideal para los que quieren tener una buena panorámica del Lago; también cuentan con un sector de jardín y este año sumaron dos nuevas terrazas. Además hay un galpón disponible, en donde acaban de instalar una barra y cocina de barro, lo que lo hace una buena alternativa para los días fríos o de lluvia.
Dada su remota ubicación, prácticamente no hay señal de teléfono. Por eso, advierten que no toman reservas: “Las mesas se entregan por orden de llegada”, especifica Blondel, y agrega: “le recomendamos a la gente que venga temprano y con tiempo; si les toca esperar, pueden pasear por la zona del dique y la cascada que hay a unos metros”. Tampoco existe la posibilidad de realizar pagos electrónicos, por lo que es indispensable llevar efectivo.
Desde la cocina definen a la carta como “corta, dinámica y sencilla”. Algunos de los destacados son el pejerrey frito con mayonesa picante, los huevos rancheros y las empanadas de osobuco.
D!quesì recibe a sus clientes a partir de las 12 del mediodía y cierran después de la puesta del sol. A partir de las 4 de la tarde, siguen brindado sus servicios pero con una carta más reducida.
Pueblo Nativo
Aunque en el pasado hemos hablado de este “resort serrano”, según Alejandro Castro -quien dirige la cocina del lugar-, trabajan en separar la parte de hotelería de la gastronómica. “Muchos restaurantes de hoteles están pensados solo para atender a sus huéspedes, y este no es nuestro caso”, remarca el chef, “esos lugares tienen menús con platos muy convencionales y esa no es nuestra idea, nosotros nos enfocamos en una propuesta gourmet”.
Según Castro, “Muy Nativo” (uno de los dos restos de Pueblo Nativo) ofrece “cocina de autor” y se centra en platos de “gastronomía argentina contemporánea”. Esto último quiere decir que, aunque siguen las últimas tendencias internacionales, revalorizan la importancia de los productos regionales.
Para acentuar esto último, se rigen bajo la política de “kilómetro cero”, lo que consiste en obtener toda la materia prima de proveedores ubicados a menos de 100 kilómetros del centro gastronómico. “Hemos ido encontrando productores locales a lo largo de estos años: tenemos alguien que nos brinda quesos de oveja, otro que nos brinda frambuesas y zarzamoras, y así”, dice Castro.
También explica que ellos mismos “cosechan” gran parte de sus insumos: “Dentro del mismo parque del Hotel tenemos una huerta, árboles frutales, yuyos del monte y hongos. Tratamos de ir rescatando todos esos productos para incorporarlos a la carta y poder ir generando una identidad propia”.
Este domingo de San Valentin realizan una cena con menú degustación, compuesta de cuatro partes. La misma abre con un cóctel de bienvenida seguido de una entrada que incluye ensalada de langostinos crocantes con mango, rúcula y cebolla morada. Para el plato principal está previsto un bife a la brasa acompañado de un dip marinado a base de polenta blanca, queso de cabra y tomate de estación. De postre se ofrece una panna cotta de yogurt con frambuesas. El maridaje de todos los platos está a cargo de Bodega Escorihuela.
Por otro lado, para festejar el carnaval realizarán un sunset durante la tarde del lunes, en una de las terrazas del hotel. Habrá un sector de pastelería y cafetería -para aquellos que prefieran merendar-, y otro con distintos platos parrilleros. Además ofrecerán música en vivo y una muestra de arte.
Para cualquiera de estas actividades se recomienda realizar una reserva entre 24 y 48 horas antes.
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