El sector de los servicios basados en el conocimiento (SBC) en la Argentina viene siendo un sector exportador neto, por lo que es clave la inversión en el rubro.
Si miramos para afuera, el promedio global de variación de exportaciones del sector en la última década fue del 78%: países como Rumania, Polonia y República Checa se posicionaron incluso por encima de este nivel.
Poniendo el foco en Latinoamérica, el único país que logró superarlo fue Costa Rica, aunque, a nivel de exportaciones en millones de dólares, todavía no alcanza los niveles de la Argentina. Miremos el gráfico para entenderlo mejor:
En comparación a los países que más aumentaron esas exportaciones en el período 2012-2021, la Argentina no registró una evolución significativa. Sin embargo, el año pasado los servicios basados en conocimiento ocuparon el cuarto puesto en el ranking de los sectores exportadores, por encima, por ejemplo, de las ventas externas del sector bovino. En todo 2022, los servicios basados en conocimiento generaron US$ 6.758 millones en exportaciones.
El balance cambiario del sector (dólares ingresados por exportaciones menos dólares utilizados para pagar importaciones), desde el 2004 tiene saldos netos positivos, aunque de valores relativamente bajos. ¿Qué quiere decir esto? Hace casi dos décadas que los SBC son un generador neto de dólares. En el 2022, el resultado fue positivo en US$ 1.494 millones.
La gran incógnita es: ¿cuáles son los factores que impulsan el crecimiento del sector y qué necesita la Argentina para ser uno de los mayores exportadores? Los SBC aumentaron de manera exponencial su importancia en el mercado desde comienzos de siglo, por el avance tecnológico y gracias al cambio de paradigma de las empresas.
Según el Banco Mundial, uno de los pilares para poder participar en la Economía del Conocimiento, es una población con educación y con capacidad para crear, compartir y utilizar el conocimiento, se necesitan: incentivos económicos y un régimen institucional que permita el libre flujo de conocimiento y apoye la inversión; infraestructura de la información que logre facilitar la comunicación, su difusión y procesamiento; y un sistema de innovación que aproveche el creciente conocimiento global.
Estas aristas que conforman el ecosistema de la Economía del Conocimiento, se ven reflejadas en el “Índice de Conocimiento Mundial”, donde Argentina ocupa el puesto 70 entre 132 países. Está mejor que Brasil (76), pero debajo de Uruguay (51), Costa Rica (56) y Colombia (60).
Para alcanzar el promedio mundial, la Argentina debería mejorar algunas áreas como mano de obra calificada, graduados de la educación superior e impuestos, que son los que están por debajo del promedio de las prácticas observadas a nivel global.
Las áreas en las que se presenta solidez (relativa al promedio global) son libertad académica, concentración del mercado y pagos por propiedad intelectual.
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