“Mothus nace de la preocupación por la desigualdad en el acceso a las tecnologías de rehabilitación”, indicó Pablo Alberoni, uno de los creadores, licenciado en Administración de Empresas, Contador Público y con una Diplomatura en Gestión de Emprendimientos.
Según distintas investigaciones que realizó el equipo, en todas hubo un punto en común: la rehabilitación de la marcha (o caminata) implica un trabajo intensivo del paciente y su familia con su equipo de terapeutas. Sin acceso a tecnología, estos procesos se alargan y los avances muchas veces son difíciles de concretar. Por ende existe un alto grado de deserción, baja calidad de tratamiento y elevados costos en las terapias.
“Dentro del ámbito de la neuro-rehabilitación, los tratamientos de la marcha siguen desarrollándose, principalmente, a través de técnicas manuales, lo que implica un promedio de 3 terapeutas para cada sesión, se desarrollan dentro del ámbito de las clínicas y centros especializados. Hay instituciones exclusivas que trabajan con rehabilitación robótica de la marcha (hoy existen solo 3 en nuestro país, dejando fuera a un 92% de las personas con dificultad moderada o severa para desplazarse). Es una prestación prácticamente inaccesible, debido a que el costo de los dispositivos de rehabilitación robótica supera los US$ 450.000, con lo cual no es una inversión viable ni rentable para las clínicas”, expresó Alberoni.
A raíz de esta problemática desde Mothus crearon Kinebot, la primera plataforma de rehabilitación inteligente que combina la robótica con todo el potencial de la inteligencia artificial. “En Mothus estamos convencidos de que todo gran cambio empieza con un primer paso. Y nosotros ya lo dimos creando esta plataforma”, indicó uno de los creadores.
Esta tecnología funciona a través de sensores instalados en los arneses de rehabilitación, con una doble función: enviar a cada paciente estímulos precisos para que su sesión sea óptima y capturar información a través de sus movimientos para que el proceso sea permanentemente retroalimentado. Los datos aportados por el paciente en cada sesión hacen que Kinebot se perfeccione y el equipo médico pueda hacer un seguimiento minucioso del paciente, contando con información de valor para decidir el tratamiento ideal.
Mediante la incorporación de los asistentes robóticos de rehabilitación de la marcha, las clínicas, hospitales y centros de rehabilitación logran bajar los costos por sesión entre 75% a 90%, reducir el tiempo de tratamiento por paciente, lo cual se traslada a un aumento de productividad de 200% por año y mejorar el proceso de rehabilitación de los pacientes.
“Una de las principales ventajas que genera Kinebot, desde el punto de vista de las clínicas, es que no se necesita tener un experto en el manejo de tecnología para operarlo. Esto permite que, con el mismo equipo de terapistas, se pueda contar con información de calidad y atender hasta 3 veces más pacientes, dejando a cargo de Kinebot tareas repetitivas y de alto esfuerzo físico y liberando la capacidad de los profesionales para focos de mayor valor”, dijo el creador.
En Córdoba, Alpi lo tiene
Actualmente hay más de 500 pacientes que ya utilizaron Kinebot en el Centro de Rehabilitación Alpi (Nueva Córdoba), donde está en funcionamiento el primer dispositivo. Según Alberoni es una tecnología médicamente validada, lista para escalar y permitirá a miles de personas acceder a un servicio de rehabilitación de primer nivel como un estándar de salud y no como un privilegio.
Hay una tendencia mundial que mira este tipo de desarrollos de manera muy prometedora. Pablo Alberoni comentó que existe un aumento sostenido del mercado global de robótica de rehabilitación que alcanzaría US$ 7.600 millones para el año 2026, creciendo a una tasa compuesta anual de aproximadamente 25,8% (CAGR) durante el período de pronóstico (2020-2026).
Mothus en el país (y el mundo)
Mothus propone como plan de negocios, en el mediano plazo, que Kinebot esté disponible en clínicas de rehabilitación de todo el país y con vistas de insertarse al mercado latinoamericano.
“Para conseguirlo, estamos en conversaciones con sectores clave: obras sociales, sector público e instituciones médicas, demostrando su eficiencia, para que en el mediano plazo la terapia robótica sea reconocida como una prestación médica obligatoria”, explicó Alberoni, agregando que ya crearon alianzas con institutos de rehabilitación de primer nivel en la región, como el Instituto Fleni (Buenos Aires), con un acuerdo clave para instalar la tecnología y generar documentación científica.
Además está previsto el desarrollo de una versión de Kinebot for home, que permitirá a muchos pacientes continuar el tratamiento en su casa, con la misma calidad y posibilidad de seguimiento médico que dentro de las clínicas.
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