“Lo cierto es que la presión tributaria en Argentina ya es claramente la mayor de Latinoamérica y llega a niveles similares a la de países industrializados que muestran la mayor presión tributaria. Pero sólo que en estos últimos la infraestructura y los servicios públicos suelen funcionar eficientemente, provistos con calidad y cobertura, aliviando de esa manera los bolsillos de los ciudadanos, que no necesitan recurrir a ciertos bienes ofrecidos por el sector privado. No parece ocurrir lo mismo en Argentina”, finaliza Capello.
Cristina macanea: tras la “década ganada”, los argentinos tienen el doble de presión impositiva
La Presidenta Cristina Fernández dijo el lunes por la noche que se sentía “orgullosa” por ser parte de un gobierno que en 10 años no había aumentado los impuestos.
El mito se derrumba de acuerdo a las estimaciones del Ieral de Fundación Mediterránea, que afirma que este año la presión tributaria quebrará un nuevo récord en Argentina, cuando se acerque al 43% del PIB, incluyendo el impuesto inflacionario (40% sin dicho “impuesto). Era del 22% en 2001.
“Durante este año, cada habitante pagará en promedio impuestos por $ 26.515, cifra un 134% superior a la de 2001 ($ 11.330, expresados a valores de 2013). La mitad de este aumento se explica por el crecimiento real de la economía (77,4%) y el resto por nuevos y más altos impuestos. Incluyendo al impuesto inflacionario, este año se deberá contribuir con $ 28.366”, explica Marcelo Capello, titular del Ieral. El mismo análisis se puede realizar expresando las cifras en dólares. Si este año el tipo de cambio (oficial) crece un 20%, el monto impositivo per cápita será de US$ 4.855, cifra un 205,3% superior a la de 2001.
Las siguientes, según el economista, son algunas de las causas que explican el aumento en la presión tributaria en Argentina en los últimos años.
• Introducción de nuevos impuestos (Cheque en 2001, Retenciones en 2002), antes de la llegada de los Kirchner.
• Suba de alícuotas de 2003 en adelante (por ejemplo, Retenciones), ya con los K.
• Subas de alícuotas en impuestos provinciales y municipales, especialmente desde 2008, cuando sus finanzas se complicaron ante una organización cada vez más centralizada.
• Insuficiente ajustes por inflación en deducciones, tramos de escala, montos que definen categorías, montos que definen mínimos no gravados y otros en diversos impuestos (Ganancias, Bienes Personales, Monotributo, etc.), en que cada vez más contribuyentes son alcanzados, o los que eran alcanzados son gravados cada vez con mayor peso relativo respecto a sus ingresos y patrimonios.
En definitiva, no hace falta subir alícuotas para que suba la presión tributaria. En presencia de inflación, la carga del fisco puede subir si el Estado se “olvida” de ajustar anualmente ciertos parámetros que ayudan a definir las obligaciones tributarias.
(Más sobre la suba de la presión impositiva, en la nota completa)
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