De la mano de Vía Bana, Grido quiere abrir 5.000 heladerías sociales en el país (ingresos de $ 30.000/mes)

(Por Iñigo Biain) No es filantropía ni RSE. Es un negocio que incluye en su base misma la integración a la cadena de valor a sectores vulnerables y sin muchas oportunidades. Cómo funcionan las heladerías sociales de Vía Bana que Grido quiere expandir de a 500 locales por año hasta 5.000 enclaves.

Ya hay 100 funcionando en Córdoba, pero por su ubicación en sectores marginales, quizás no son visibles para quienes circulan por avenidas comerciales. Son pequeños comercios montados dentro mismo de las viviendas de sus emprendedores con los vivos colores de Vìa Bana, la segunda marca de Grido y con un freezer y productos helados como corazón del negocio.

Para el emprendedor (encuadrado inicialmente como monotributo social, con un costo fiscal de solo $ 419 al mes), la inversión inicial de $ 40.000 es financiada por Helacor, aunque también están ahora trabajando junto a Santander y otros bancos.
 


El ingreso que ese emprendedor puede obtener del negocio ronda los $ 30.000 o $ 40.000 de margen. “Hay mucho trabajo de docencia, de enseñarles los fundamentos de un negocio, aprender que no todo el ingreso es ganancia”, explican desde Helacor.

Para este proyecto de heladerías sociales, la empresa hace sinergias con su propia red de franquiciados de Grido (que tutelan los negocios Vía Bana y le dan contención y proveen de productos) y con organizaciones del tercer sector (como el Banco de Alimentos) que son claves en la detección de estos emprendedores sociales que, luego, deben pasar por un proceso de aceptación en función de su perfil y la no pertenencia a una zona geográfica muy cercana a otro punto de la cadena.

Los precios que ofrecen las heladería Vía Bana son realmente muy adecuados al momento: $ 20 una bocha de helado, el mismo producto que una heladería Grido vende al doble o un poco más, inclusive.
 


Para ponerlo en relación, si Grido moviliza 70 millones de litros de helado al año, Via Bana -cuando llegue a su máxima expresión- aportará unos 20 millones. Los productos para ambas marcas son los mismos que se realizan en la planta de Helacor en la zona de Ferreyra.

“Es un círculo virtuoso donde además de acercar trabajo a la gente, se generan nuevos mercados para públicos que antes no podían acceder a un helado. Es común ver que en los lugares donde se instalan las heladerías sociales, antes no había ninguna, ahora hay, y a precios sumamente accesibles que es contrario a lo que generalmente pasa en barrios de menores recursos económicos donde siempre los precios son mayores”, indica Sebastián Santiago, director comercial de Grido.

Buscan más empresas 
Desde Helacor están más que abiertos a que otras empresas de consumo masivo se sumen a este proyecto que refleja la mirada de cómo atacar la pobreza que desarrolló el premio Nobel, Mohammad Yunus.

“Hemos hecho nuestros primeros pasos en este proceso de aprendizaje y nos encantaría compartirlo y seguir emprendiendo junto a otras empresas y organizaciones”, sintetiza Diego Llepeue, responsable de la iniciativa de heladerías sociales de Helacor.
 

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