El Changómetro es un desarrollo de FADA que mide mes a mes la temperatura de la inflación, comparándola con periodos de años anteriores para reflejar los estragos económicos que ha tenido el país en tan solo un par de años.
“El termómetro arroja que para comprar un changuito que a fines de 2017 nos salió mil pesos, hoy tenemos que gastar más de cuatro mil ($ 4.122). Mismo changuito, con mismos productos, cuatro veces más”, afirma Natalia Ariño, economista de FADA. “Pero atención, no solo pasó con lo del supermercado, también con la ropa, llenar el mismo placard nos cuesta 4 veces más. Las mismas prendas que nos comprábamos con mil pesos, ahora cuatro mil, agrega Ariño.
Atentado al bolsillo
De este modo, la comparación de precios queda así:
Emisión = Inflación
“El problema de la inflación no son los precios, son los pesos”, afirma David Miazzo, economista jefe de FADA, “lo que pierde valor es el peso, cada vez necesitamos más billetes para comprar lo mismo: eso es la inflación”.
El hecho de que cada vez compremos menos cosas con la misma plata repercute en todos, pero impacta mucho más a los que menos tienen. “El aumento sostenido de los precios, afecta a la producción, salarios, empleo e inversiones. Además, la inflación impacta directamente sobre la pobreza. Si bien tenemos menor poder adquisitivo mes a mes, esto incide con mayor fuerza en quienes tienen menores ingresos”, expresa Ariño.
Mismas recetas, mismos resultados
“La inflación y la suba de precios, son una consecuencia de la pérdida de valor de la moneda. El peso pierde valor porque se imprimen muchos pesos y porque no hay confianza en el país y su futuro económico. Para pensar en soluciones hay que apuntar a esos dos puntos centrales: dejar de imprimir pesos y solucionar el desequilibrio monetario, y generar un plan económico que sea consistente y permita generar confianza, confianza en el país y en que sea capaz de solucionar sus problemas y crecer”, argumentan los voceros de FADA.
“Dólar oficial planchado, congelamiento de servicios públicos y controles de precios, son medidas que no atacan las causas de la inflación y solo contienen a corto plazo. El problema es que este tipo de políticas generan inflación futura, cuando llega el momento de ajustar las tarifas de los servicios públicos o el precio del dólar. Es decir, solo retardan el problema y lo van haciendo más grande”, cierran desde la entidad.
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