Dijo el Rey Pirro: otra victoria como esta y estaremos perdidos. Tanta sinceridad no se podía pedir a Daniel Scioli en su discurso de ayer, sin CFK a su lado.
Es que el FpV fue la fuerza más votada en las PASO (36% al cierre de esta edición contra 31% de Cambiemos y 22% de UNA), pero sus números lo alejan de una eventual victoria en primera vuelta en octubre y lo ponen más bien en un cara a cara con Mauricio Macri a fines de noviembre.
Si la foto no es buena para el candidato para el FpV, la película pinta peor: el triunfo de Aníbal Fernández -bautizado como Anibaúl Efedrinández ayer en las redes- fue ajustado y será una mochila pesada para Scioli. Y -sobre todo- la coyuntura económica de acá a octubre pinta para peor que para mejor.
En ese contexto, la victoria de Macri en la interna de Cambiemos sería excelente, de no ser que la elección de UNA no fue menos brillante. En el peronismo no K, De la Sota empujó mucho más de lo esperado al número final de su alianza con Massa y -paradójicamente- enarboló más alto aún a su rival en la interna.
Flojo papel de Stolbizer en los números nacionales y también de la izquierda del FIT donde -al cierre- Altamira no repetía el milagro de hace cuatro años y resignaba su candidatura en manos de su rival interno, Del Caño.
El puntano Rodríguez Saá salvó la ropa y lograba el pasaporte a octubre, quizás dejando un interrogante: ¿los dos puntos de “El Adolfo”, no hubieran sido 3 ó 4 dentro de UNA y hubieran emparejado aún más el triunvirato ganador?
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