BEF es una organización de Buenos Aires que se especializa en la capacitación de equipos de educación y salud en la implementación de abordajes efectivos para niños y niñas con ritmos y procesos diversos de desarrollo y aprendizaje. Es una fundación bastante joven (jurídicamente hablando), ya que nació hace aproximadamente un año. Sin embargo, es un proyecto que viene en formación desde hace décadas por un grupo de profesionales, enfocados principalmente en la pediatría.
¿Qué objetivos tienen? Recuperar el hablar de infancias y de crianza saludable. “Blue Elephant surge como el elefante que está en el living y no lo vemos porque nadie está hablando de él”, comenta Christian Plebst, director médico de BEF.
“Este proyecto nació porque estábamos muy preocupados por lo que veíamos en las infancias, no por la cantidad de factores de riesgo que se han apilado sobre el desarrollo infantil y que ha producido un crecimiento exponencial de los diagnósticos que afectan el desarrollo infantil, sino los factores externos que se han ido sumado a ese desarrollo: cosas de nuestra cultura, nuestros hábitos, la crianza, formas de recreación, etc. Hace 25 años atrás, el diagnóstico de niños autistas era de 1 en 3.000, hoy en día, ese número es de 1 en 36. Si sacamos cuentas, 1 de 6 niños en un aula, van a tener distintos perceptibles de hipersensibilidad sensorial, afectiva o cognitiva”, agrega Christian.
¿Cómo fue el nexo entre el club y la fundación? Desde el club se interesaron primero, pero fue algo mutuo. “Nosotros nos asombramos y no pudimos pensar en que hubiera otra oportunidad más rica para que se haga. Este club ha crecido de manera exponencial desde una mirada comunitaria, tiene una escuela (jardín, primario y secundario) y ha renovado un restaurante que es lugar de reunión del barrio y de toda la comunidad. Es el clásico y típico club de barrio que siempre le digo a los padres para que se muden cerca por las comunidades que se arman”, comenta Christian.
¿Cómo son los palcos? Uno tiende a pensar que están insonorizados completamente, bueno, no es así: desde los palcos se puede escuchar, es lo que se denomina “sonoridad amable”, ya que, mediante el material de construcción se filtra el sonido. Lo que se está mirando tiene un sonido, y eso permite entender la coherencia de lo que está sucediendo, haciendo que los niños puedan seguir aprendiendo.
El palco tiene doble vidrio, colores y texturas reguladas. Tiene una capacidad para 8 personas: 3 jóvenes con sus respectivos acompañantes y 2 personas del club.
BEF no solo se encarga del diseño de los palcos, sino también de capacitar al personal para que sepan leer las conductas de los niños, el por qué y cómo entender su sensorialidad.
Proyectos (a lo grande) por LatAm
Tienen como objetivo crear palcos móviles, que se puedan poner temporalmente y que sean de fácil traslado. Además, planean establecer pequeñas sedes del Elefante Azul, donde las personas puedan obtener información sobre crianza saludable y consciente, sobre TEA, etc.
Actualmente, Blue Elephant Foundation está trabajando fuertemente con la Conmebol, desde la instalación del primer palco en Copa Libertadores, y ha sido reconocido por la Confederación como pioneros en lo que hacen. “Estamos cerca de terminar un convenio con la Conmebol para que esto se pueda expandir por toda Latinoamérica”, finaliza Christian.
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