Una foto llamativa, una cara que se vuelve conocida, una marca arrobada y una invitación a comentar. Mensajes que vienen y van.
“El influencer busca generar esa conversación, en ese intercambio está el rendimiento del posteo”, explica Marou Rivero, socióloga e influencer.
Influencer es un término creado para englobar tanto a la chica popular del colegio como a la nutricionista que da tips de alimentación saludable. “En general lo asociamos a la masividad, a las audiencias y al rating, pero también hay micro-influencers que manejan públicos de nicho”, distingue Marou. Otra diferencia radica en los contenidos que se comparten. Algunos influencers “copian y pegan” las gacetillas que las marcas les envían, mientras que otros producen sus propios contenidos transmitiendo en su mensaje el concepto de las marcas.
“Generar contenidos propios está muy relacionado con la formación y la procedencia de cada uno. Yo vengo del blog. Soy socióloga. Quiero contar algo, no ser solamente vidriera”, afirma Marou.
Los seguidores tienen mucho para elegir: existe un amplio abanico y no hay problema en cambiar de canal. “Instagram tiene el nivel de encendido que tenía hace unos años la tele. Hoy en día los teatros, por ejemplo, publicitan más en Instagram que en los medios tradicionales”, agrega.
Y la libertad no es sólo para los seguidores, el influencer puede romper todas las estructuras, no tiene que alinearse a un perfil editorial. Puede elegir los temas y el enfoque, puede construirse a sí mismo.
Los influencers son líderes de opinión y eso puede gustar o no. “Perdí muchos seguidores por decir lo que creo y lo que pienso, pero tengo una responsabilidad y no voy a quedarme callada. Antes de opinar, investigo, busco data, quiero aportar valor”, explica.
Uno de los mayores mitos es la cantidad de actualizaciones. Marou relata que si bien al principio hacía 3 o 4 posteos diarios, hoy identifica qué mensaje quiere transmitir y no actualiza tantas veces en el día. Por otra parte, derriba la afirmación que una imagen vale más que mil palabras: “Ni la mejor foto va sin un texto, lo que escribo es fundamental”. Igualmente confiesa tener otro perfil que nadie conoce donde sube exclusivamente fotos.
Los influencers reciben comentarios malos, enojo y críticas. La respuesta suele ir repleta de buena onda, incluso Marou cuenta cómo intenta revertir esos comentarios y educar, transformar, visibilizar diversas posturas.
Marou Rivero, que actualmente trabaja con marcas como Natura, Pantene, Mercado Libre, entre otras, aconseja: “piensen lo que quieren contar, desde dónde van a aportar valor”.
Antes, una modelo o actriz se convertía en “la cara” de una marca. Hoy, una misma empresa puede trabajar conjuntamente con varios modelos, actores e influencers. “Hay mejor llegada y mayor representatividad”, concluye Marou.
Dato
En octubre comienza en la UAM el curso para estudiar Influencer
Intelligence Influencers: Fashion & Beauty. Los contenidos abordan desde fotografía hasta branding.
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