Si hiciéramos cuentas de almacenero (las claras, las importantes al fin del día) cada bien y servicio producido en el país debería tener en su precio 39,1% de impuestos, porque ese es el peso del gasto de los tres niveles del Estado: Nación, 24 Provincias (o 23 más CABA) y 1.298 Municipios.
Según datos que nos resume Nadim Argañaraz, el gasto público dividido por estamento se realizó de la siguiente manera en 2022 (último dato consolidado), expresado como porcentaje del PIB:
- Nación: 19,3%
- Provincias: 16,3%
- Municipios: 3,5%
Así llegamos al 39,1% de presión impositiva total.
Si a esos valores los resumimos en un magro billete de $ 100, tenemos otra lectura:
- La Nación gasta $ 49
- Las Provincias gastan $ 42
- Los Municipios gastan $ 9
Milei dice que busca ajustar 5 puntos del PIB en los gastos de la Nación y ahí nace la pelea con las provincias: las transferencias corrientes y de capital a las provincias equivalen al 1,1% del PIB y los distritos subnacionales discuten esta merma (que va por fuera de la coparticipación federal).
Por cierto, el peso de 39,1% del PIB que el sector público gasta en Argentina cada año no golpea a todos los sectores por igual: hay bolsones de “negreo” y sectores hipercontrolados (como la elaboración de aguas gaseosas) donde el peso de impuestos explica más de la mitad del valor final del producto.
Referencias: en Chile el gasto público equivale a 27% del PIB, en Paraguay al 24% y Uruguay al 30%. Es decir, Argentina debería ajustar 9 puntos de presión impositiva para estar a los niveles del país con más impuestos de los vecinos inmediatos.
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