Los hermanos Nicolás (30 años) y Matías Castro (26 años) no son solo emprendedores, son herederos de una tradición familiar: sus abuelos italianos fueron los que empezaron con el helado en la familia en Buenos Aires. Ellos decidieron retomar esta tradición cuando se fueron a vivir a Italia a jugar al fútbol, donde uno de ellos hizo la carrera de maestro heladero a la par.
La marca Leroma nació en pandemia, con un local en Av. Gauss, buscando ofrecer un producto premium pero también un buen servicio. Hoy tiene tres locales franquiciados y cuatro locales propios. Con una oferta de 32 sabores de helado, cada uno cuidadosamente elaborado con maquinaria importada, y siguiendo la receta italiana heredada de sus abuelos, Leroma busca cada día conquistar el paladar de los cordobeses. Y también lo busca hacer con sus paletas heladas, su cafetería y pastelería italiana.
Pero la visión de los hermanos Castro va más allá de las fronteras de Córdoba, donde el mes que viene planean abrir su octavo local en Valle Escondido. Con planes ambiciosos de cerrar el año 2024 con doce locales en funcionamiento, la marca está preparada para expandirse a nuevas ciudades del interior, apuntando, a través del formato de franquicias (que van desde los US$ 60.000), a las principales ciudades del interior, como Río Cuarto, Villa María, San Francisco.
Nueva planta de producción = más kilos y más locales
Actualmente Leroma cuenta con una planta de producción de 500 m2 en zona norte, donde producen 20.000 kg de helado por mes. Pero la marca está invirtiendo alrededor de US$ 100.000 para montar una nueva fábrica (en zona sur), que se preve esté lista en el mes de junio, y que le permitirá cuadruplicar su producción, triplicar los puntos de venta, y también crear nuevos productos, incluyendo opciones sin TACC.
“El objetivo para los próximos 5 años es llegar a hacer 100.000 kilos por mes”, finalizan los hermanos Castro.
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