El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) es un indicador que anticipa el comportamiento del PIB y muestra en agosto no sólo un crecimiento del 6,4% sobre el año anterior, sino una interesante evolución de lo que se denomina “tendencia-ciclo” que sigue “hacia arriba”.
Claro que eso no es atribuible a la gestión de Sergio Massa (que asumió a inicio de agosto) sino al precario pero resistente esquema de intervención económica donde conviven un buen nivel de actividad y alta inflación.
En España se diría que la economía argentina “tiene una mala salud de hierro”.
¿De dónde “tira” la economía argentina? Tanto de la industria manufacturera como del comercio (que son rubros potentes que crecen), además de la fuerte recuperación en hoteles y restauración que vienen de indicadores bajos afectados por el Covid.
Una de las trampas en las que está atorada la economía argentina es -precisamente- que no hay un derrumbe de la actividad, sino que en el desajuste de precios relativos y alta inflación, “la vamos llevando”.
Un plan de shock para bajar la inflación significaría (siempre es así) una fuerte caída de la actividad con los dolores mayores aún que traen las recesiones. Alguien lo deberá hacer, pero es una medicina amarga. Muy.
Es que -como diría Guido Kaczka- la economía argentina “está mal, pero no tan mal”.
Las cifras del comercio exterior de septiembre -en paralelo- también traen buenas noticias relativas: después de tres meses de números rojos (más importaciones que exportaciones) volvió un saldo positivo de US$ 414 millones, un monto chico, pero que cambió la inercia de déficit que se estaba consolidando.
Claro que los estímulos a la liquidación de exportaciones de granos no estarán en octubre, noviembre y diciembre y “ahí te quiero ver”: muchos creen que se volverá al déficit comercial (pese a las nuevas SIRA y otras restricciones) y hacia fin de año estaremos en una situación similar a la que tenía Massa al llegar a su puesto de Súper Ministro: falta de dólares, alta inflación y tensiones sectoriales.
Nuv novum sub solem (nada nuevo bajo el sol).
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