Joaquín Monte y Luciano Garavaglia primero fueron amigos y desde allí forjaron una sociedad que luego trascendió a lo laboral. Monte es escribano y Garavaglia, abogado.
“Para muchos, las escribanías son solo escribanías, pero Joaquin tenía una visión de darle un valor agregado a ese servicio”, expresa Luciano Garavaglia, socio del estudio. “Y así surge la idea: para que quienes vengan a la escribanía tengan un soporte jurídico, ya sea en el armado de sociedades o los problemas laborales que tienen las empresas. La dinámica que tienen las empresas en general tienen que ver, sobre todo, con la rama de sociedades, con la laboral y nos apoyamos ahí firmemente. Además queremos apoyarnos en sucesiones, declaratorias de herederos, que también son netamente jurídicos”.
Cuándo (y cómo)
La idea se gestó el año pasado, pero fue recién este 2022 que abrieron sus puertas en Capitalinas.
Las oficinas son amplias y dan ese aire de aplomo y seguridad, fundamentales en este tipo de servicios.
“Tengo muchos clientes desarrollistas, de loteos en las sierras. Son clientes más a largo plazo que generan volumen de trabajo. Es el sector al que más apunto: el inmobiliario, el desarrollista…”, se sincera Joaquin. “En mi caso llevo muchos casos laborales y algunas declaratorias de herederos, sucesiones”, completa Luciano.
IN: ¿Cómo imaginan una fusión teniendo en cuenta estas dos aristas?
LG: En una declaratoria siempre surgen títulos registrales, donde Joaquin aporta una solución. Los juicios de Usucapión, también, a la hora de regularizar títulos. En las sociedades sucede algo parecido, se necesitan certificaciones de distintos documentos, de firmas, de sellos… porque todo, si bien está cambiando con la digitalización, lleva una “fe data”.
JM: Siempre en alguna parte, las dos ramas se tocan.
Las claves para diferenciarse (y crecer)
“Nunca queremos perder la cercanía con el cliente. Entonces el primer pilar fundamental es la cercanía. Siempre apoyándonos en la tecnología, la modernidad y la celeridad. Tratamos de generar la inmediatez”, enuncian.
Consultados sobre sus proyecciones a futuro, dicen: “Por una cuestión de normativa, y como no puedo abrir muchas oficinas, en mi caso apunto a que el estudio sea un modelo de capacitación de gente que quiera venir a trabajar. Quiero que la gente, cuando escuche el nombre quiera venir a trabajar, no solo por una buena oportunidad laboral, sino porque sea un lugar que deje huella. Cuando alguien diga que pasó por acá, que sea garantía de saber hacer las cosas. En mi caso eso es lo más importante. Que sea un lugar de formación para los jóvenes profesionales”, anhela Joaquìn Monte.
En sintonìa con su socio, Garavaglia asiente: “que este no sea solamente un lugar para que las empresas logren una planificación jurídica, sino que sea un lugar donde todos quieran estar”.
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