Nunca pudieron hacerlo ni Isella Constantini, ni Mario Dell´Acqua, ni Luis Malvido. Ahora sí podrá Pablo Ceriani (foto): fusionar Aerolíneas Argentinas y Austral en una sola empresa, con notables sinergias de gastos y operaciones.
“Frente a un panorama global, donde las compañías aéreas se hacen cada vez más grandes y sólidas, la fusión representa el fin de la duplicidad en muchos sectores, unificación de criterios y más estabilidad laboral". Aunque parezca insólito, el textual corresponde a Pablo Biró, piloto de Aerolíneas Argentinas y titular del combativo (en gobiernos no peronistas) gremio de pilotos APLA.
Se estima que esta “des-duplicación” de funciones y cargos significará un ahorro de unos US$ 100 millones.
Es un paso en el sentido correcto -explican analistas del sector y la empresa estatal-; también lo sería mudar toda la operación a Ezeiza que redundaría en eficiencias enormes y se fortalecería mucho más la conectividad internacional doméstica.
Aunque algunos creen que centralizar la operación de Aerolíneas Argentinas en Ezeiza le “sacaría noches” de pernoctación a la ciudad de Buenos Aires, otros piensan que -al contrario- generaría mucho más interés por llegar al país y pasar directamente desde Ezeiza a Bariloche, Trelew, Iguazú, Córdoba o Mendoza, sin hacer el trasbordo en CABA a Aeroparque.
“Andá a sacar los gerentes de Aeroparque”, explican fuentes del sector que recuerdan que Mariano Recalde supo tener una oficina de 300 m2 en esa estación aérea.
Otra sinergia para Aerolíneas Argentinas es avanzar de una vez en la unificación de la flota doméstica en Boeing 737-800 y Max, desprendiéndose de los Embraer 190 (y dejando algún Airbus 330 para la operación internacional de largo alcance).
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