Al pensar en accesibilidad, es importante expandir la mirada y saber que abarca además de las discapacidades motrices, a las personas con movilidad reducida: mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con obesidad y aquellas con movilidad reducida transitoria (ya sea por una cirugía o por un yeso).
Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OMT (Organización Mundial del Turismo), el 15% de la población mundial, es decir, 1.000 millones de personas, tiene alguna discapacidad. Estos organismos estiman, además, que para el 2050, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, habrá alrededor de 2.000 millones de personas mayores de 60 años. Es decir, con necesidades de acceso específicas, lo que anticipa que el turismo deberá estar preparado, adaptado y al servicio de todos ellos.
En Argentina existe una Red de Turismo Accesible (RTA), fundada en Buenos Aires y dirigida por el licenciado Alejandro López, desde donde se fomenta y genera capacitación y asesoramiento a los profesionales del ámbito turístico y empresarios responsables de la gestión de políticas turísticas.
En esa línea, López, de la RTA en Argentina, explica que para que un destino sea accesible, “no deben existir barreras políticas, educativas, de transporte, naturales, actitudinales, arquitectónicas y urbanísticas. De esta manera, Córdoba debería abordar lineamientos estratégicos para desarrollar la cadena de accesibilidad turística y así convertirse en un destino inclusivo”.
Para cumplir el objetivo de que todos gocen plenamente del derecho a la actividad recreativa turística, es imprescindible que los destinos estén adaptados al igual que la cadena de prestadores de servicios.
Ser un destino turístico accesible implica inversión, compromiso y empatía. Para facilitar un turismo inclusivo, el destino debe estar preparado para garantizar una buena experiencia turística, desde las vías de ingreso (aeropuerto, terminales de ómnibus, paradas de colectivos urbanos e interurbanos), alojamientos, restaurantes, bares, espacios sociales recreativos (museos, plazas, Parques Nacionales, monumentos, iglesias, paseos, shopping, cine, etc.) y todas aquellas personas vinculadas directamente a prestar servicio en la actividad, como los guías, por ejemplo.
En nuestro país se han integrado destinos como Mendoza, Jujuy, Gualeguay, Necochea, Río Cuarto, Puerto Madryn, entre otros, pero la Ciudad de Córdoba está lejos aún de ser un destino turístico accesible.
¿Qué pasa en la Ciudad de Córdoba?
La Dirección de Turismo de la Municipalidad de Córdoba brinda folletos con información turística en Braille. Además, ofrece una guía de hoteles, restaurantes, actividades recreativas y circuitos turísticos adaptados. Todo el material está disponible en el centro de informes turísticos del Cabildo Histórico y en el Observatorio Turístico “Obispo Mercadillo”.
Paradójicamente ni el centro de informes turísticos del Cabildo Histórico, ni el Observatorio Turístico tienen infraestructura para permitir el acceso a personas con discapacidad motriz. Esos casos, podrían revelar que el tema de la accesibilidad no está valorado en su justa dimensión.
Córdoba, como segunda ciudad del país y uno de los principales destinos turísticos urbanos debe pensar en lo que vendrá: una demanda en la que la accesibilidad más que un pedido será una exigencia.
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