Santiago Bilinkis, al igual que nosotros, no sabe qué pasará “el día después de la pandemia”, pero nos invita a hacernos una pregunta: ¿qué queremos que pase?
“Si vamos a querer que algo cambie -señala- vamos a tener que cambiar nuestros hábitos, frenar nuestras compulsiones e implantar nuevos hábitos”.
Ayer, Santiago no estuvo en un escenario sino frente a la cámara de un dispositivo vía Zoom ante grupo importante de periodistas. Durante su exposición describió el impacto de la pandemia en diferentes áreas. Veamos.
Política
Bilinkis aclara que una pandemia como la que provocó el COVID-19 era algo de esperarse y hace una analogía con un partido: “SARS pegó en el poste, la Gripe A pegó en el travesaño, después MERS -que hubiera sido la peor de todas porque tenía 40% de mortalidad-. Después de un tiro en el palo, uno en el travesaño y que saques una pelota en la línea, no es muy inimaginable que en cualquier momento te van a meter un gol”.
A partir de eso se pregunta por qué una situación así nos agarró mal preparados a nivel global y lo atribuye al “terrible cortoplacismo de la agenda política”.
Y señala que cuando en el futuro analicen cómo enfrentamos la pandemia verán que fue “exacerbando las diferencias y los personalismos, en vez de dar una respuesta internacional acertada y unívoca”.
Y eso lo demuestran las diferentes políticas que tomaron los estados, pero también en el interior de ellos.
Ambiental
“Esta es una de esas áreas en las que hicimos más en los últimos dos meses de lo que habíamos hecho en las últimas dos décadas”, comenta Bilinkis sobre las imágenes de animales en las ciudades.
A Santiago las imágenes de peces que lo impactaron no fueron las de los Canales de Venecia si no las del Riachuelo. Y definió dos lecciones muy fuertes: “La primera es que pone por primera vez de manera obvia las consecuencias que nuestra manera de vivir tienen sobre el entorno natural. Y la segunda es cuán tremendamente rápido se arreglan las cosas”.
Educación
El tecnólogo viene siguiendo los cambios que se implementaron en la enseñanza debido al aislamiento y la imposibilidad de ir a la escuela. Pese a la precariedad del “nuevo” sistema por la velocidad con la que se tuvo que implementar, rescata: “Rompimos la inercia de no cambiar, había enormes resistencias al cambio del sistema educativo”.
“Si queremos que esta pandemia nos permita una vida mejor para adelante vamos a tener que pelear para que ocurra porque con la inercia todo indica que no”, anticipa.
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