“En realidad desde chica me dedico al arte. Dibujo desde que nací y desde los 20 años comencé a pintar mis obras y a venderlas. Luego me llamaron de una empresa de ventas y me metí en venta. A los 41 años, por una cuestión de estrés porque estaba muy pasada de vuelta, me dije `Bueno, basta de vender` y me dediqué al arte que es lo que siempre tuvo una continuidad, en mayor o menor medida, y me dediqué a full”, comienza la artista cordobesa Mechi Monguillot en diálogo con InfoNegocios.
IN: Antes de ese momento de quiebre, ¿dónde trabajabas?
Mechi Monguillot: Pasé por ING Insurance. Y cuando se fue del país, a los que éramos buenos vendedores, nos dejaron en una base de datos, por eso después pasé por varias empresas, entre ellas Regam Pilay, que fue la última empresa en la que estuve en ventas. Pero llegó un momento en que estaba muy estresada, con cuatro chicos pequeños, así que decidí decir basta y aposté 100% lo mío, que antes era un extra.
IN: ¿Pintás solo en tu atelier?
MG: En mi atelier, sí. Allí también doy clases. Además me dedico a la decoración de espacios. El atelier está en mi casa. Hoy vivo en Villa Rivera Indarte, así está armado ahí, lo tengo desde los 21 años. Tengo alumnos de 47-48 años que empezaron a los 17.
IN: ¿Cómo son las clases?
MG: No más de cuatro o cinco personas, como mucho. Y es más terapéutico que otra cosa. Es como un autorregalo que me hago porque se arman grupos muy lindos de charlas y de mates.
IN: ¿Se puede vivir del arte?
MG: Sí, sí, totalmente. De hecho yo vivo y vivo bien. Pasa que también depende de las aspiraciones de cada uno. Pero creo que en todos los escalafones donde uno quisiera llegar radican un poco en la dedicación.
IN: ¿Cómo lo hacés, Mechi? ¿Vendés lo que producís o es al revés, pre vendés?
MG: Hace años empecé con el tema de los medios, yo nunca participo en exposiciones ni nada, nunca me metí en el mundo del arte porque mi obra está vendida antes de que la pinte: voy a la casa de la persona porque ya me conocen por el boca en boca. Me muestran el espacio, el ambiente, la empresa, lo que sea donde sea que se va a insertar mi obra. Charlo con ellos y de acuerdo al estilo, a la onda, creo una obra para ese espacio. Entonces sugiero y algunos me dan pautas: “Quiero que sea abstracto”, “Quiero que sea un campo de flores”, etc. Mi obra va directo al cliente, nunca tuve stock de obras para hacer muestras.
IN: Sé que a los artistas no les gusta hablar de números, pero ¿cuál es la base? ¿Desde cuánto arrancan tus obras?
MG: Mínimamente mi obra va de la mano de la técnica, del tamaño y del tiempo que me va a llevar. Pero todos estos años me he regulado con un piso: nunca una obra similar, con una técnica similar, con un tamaño similar, la cobro menos que la anterior. Entonces voy poniendo pisos. Una obra mía, por más que sea chiquita -hago unas miniaturas muy lindas, enmarcadas- por más chica que sea mi piso es de US$ 200. Pero la mayoría de mis obras son grandes, algunas de 3 m x 3 m. Imagínate que los valores son otros.
IN: ¿Y cuántas podés producir por mes?
MG: Yo tengo que estar muy bien para pintar. Yo puedo tener frenada una obra 15 días que después te la pinto en tres, independientemente del tamaño. Hay meses que llego a producir diez obras. Si yo estuviera siempre inspirada… Pero vuelvo a repetirte, muchas de mis obras son enormes y me demandan mucho tiempo. Podría hacer cuatro de esas con mucho empeño.
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