El propio Simonella repite a quien quiera oir que desconoce los motivos por los que lo echaron de la entidad. "Aún no lo sé, me llamaron un día al despacho del Presidente y él mismo me lo comunicó", dice.
Ante la repregunta de que alguna diferencia debe haber existido, reconoce que la hubo "pero en el marco normal del trabajo", y acota: "he tenido discusiones más fuertes con otros directores", recuerda. Alejandro Henke y hasta el propio Mario Cúneo serían testigos de eso.
Dentro de la entidad y otras fuentes del Gobierno admiten fuera de micrófono que el titular del CPCE "no seguía las instrucciones del presidente del Banco" y que eso generó las rispideces.
Tan sorpresivo -dice Simonella- fue todo que cuando llegó su casa y le contó a sus hijos estos no le creían y pensaron que se trataba de una broma de mal gusto de su padre.
Lo cierto es que parece que el despido fue sin justa causa porque tras el anuncio oficial del banco a través de una gacetilla de prensa llegó un acuerdo entre Simonella y la entidad -luego de una asamblea de La Bancaria que paralizó la entidad por dos horas durante un par de días-.
Con 28 años en el banco el cambio gerencial generó un costo importante, según calculan algunas fuentes del sector. Un gerente general de una entidad de ese calibre puede superar hoy los $ 150.000. "No podría estimar cuánto pero si te digo que ese acuerdo fue millonario", contó a este medio un gerente de una entidad privada.
El ahora exgerente prepara su incursión en el mundo de la consultoría financiera (GL).
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