Tienen las mejores vacas de sus razas y la ciencia más avanzada (como la clonación) para seguir perpetuando sus animales superiores, o la transferencia embrionaria para multiplicar la posibilidad de preñez de una vaca que garantiza terneros superlativos.
Las cabañas cordobesas La Dominga (familia Lauret de Ischilín, criadores de la raza Braford) y La Sultana (familia los Groppo, con campos en Bell Ville y criadores de Brangus), están posicionadas como las mejores de la Argentina y ganan prestigio y expanden el negocio de la genética –la venta de embriones, semen y reproductores- por toda Sudamérica.
El año pasado las dos recibieron un espaldarazo mundial ya que sus toros que habían sido coronados campeones 2018 en la Exposición Rural de Palermo también fueron elegidos como los mejores del planeta en su raza en el certamen CattleNetwork de Estados Unidos: Midas (Gran Campeón Braford) y Daroiai (Gran Campeón Brangus).
La Dominga nació en 2006 pero el nombre data de 2013, año en que logró el Gran Campeón Hembra en Palermo con la vaca Dominga –nombre de la abuela inmigrante-. De esa vaca se está obteniendo un clon. “Tenemos 40 embriones de ella, porque para tener 1 o 2 animales viables se necesitan colocar unos 30 embriones”, explica Alejandro Lauret. La técnica se está usando también en otra vaca destacada.
“Nuestra idea es abastecer de la mejor genética Braford y ser referencia a nivel regional a través de convenios con cabañas o centros de genética de otros países”, añade Lauret. Ya tienen embriones en Brasil (Santa Catarina), Paraguay y abrieron La Dominga Uruguay. También hicieron un envío a Ecuador y negocian en Bolivia.
Proyectan alcanzar una producción anual de embriones de 2.500 a 3.000. ¿De dónde salen los embriones? De entre 40 a 50 vacas superiores (donantes) que se fertilizan in vitro y se punzan cada 21 días durante 10 meses (menos junio y enero, períodos de máximo estrés por frío y calor). “Son 12 o 13 punciones anuales por vaca”.
Un número de referencia del negocio: una preñez con un embrión implantado se valúa en 1.200 o 1.500 kilos de novillos.
El negocio de la genética se compone también de la venta de semen –aquí es donde vale el campeón Midas: “Vendimos unos 12 toros en diferentes centros genéticos de Argentina y el semen va tanto al Mercosur como a Centroamérica”.
La Sultana
La cabaña La Sultana nació en 1963 con un rodeo de madres Angus y viraron a los Brangus en 2001 cuando la agricultura comenzó a desplazar a la ganadería desde la Pampa Húmeda hacia el Norte. “Se nos esfumaban los clientes porque dejaron de tener vacas”, contó Mauricio Groppo.
Compraron campos en el norte de Santiago del Estero y en Salta donde hace falta un animal rústico como los de esta raza nacida de la cruza del Angus y el Brahman. Allí hacen el ciclo ganadero tradicional: la cría y engorde de los animales que van a ir al frigorífico y serán bifes y asados.
En tanto, La Sultana mantiene el negocio de la genética en Bell Ville y, a través de asociaciones estratégicas, replican su ‘núcleo genético’ en todo el país y en la región. “Nosotros ponemos la genética, la logística y know how y los productores ponen su explotación y sus vientres”.
Groppo describió que el negocio de La Sultana está basado en un programa de unos 1.500 embriones en el año. La cabaña cuenta con un plantel de 50 a 60 ‘donantes’ más un rodeo de 300 vacas registradas a las que le hacen inseminación artificial.
Groppo apuntó que un embrión puede costar entre US$ 400 y 600 mientras que una dosis de semen, 4 ó 5 dólares.
Antes de la venta de semen y embriones, el negocio pasaba por la venta en pie de los reproductores. Groppo reseñó principales hitos comerciales de la cabaña: Daroiai, el campeón mundial, “vive en Paraguay luego de ser adquirido por Genética Viradolce en US$ 36.000, pero no fue nuestro récord. La primera venta importante de La Sultana fue en 2009: un ternero de 10 meses que se remató en Palermo en unos US$ 47.000. Y en 2014 vendimos el 50% de una hembra en US$ 30.000”. En las principales ventas de Brangus y Braford aparecen compradores de Paraguay, donde la ganadería está en franca expansión.
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