Martina Carrara y Melanie Bacaloni, son dos jóvenes que se convirtieron en agentes de cambio en la industria de la construcción fusionando diseño, ciencia y tecnología para crear soluciones circulares de base biológica inspiradas en la naturaleza.
El propósito que tienen es mitigar la huella de carbono a través de la agricultura y la ganadería regenerativa, promoviendo una transición hacia una economía circular a través de la utilización de materiales naturales y renovables.
Lo que hacen es aprovechar este noble recurso, un subproducto de la industria carnicera y lechera y lo convierten en un recurso valioso, promoviendo una industria lanera más diversificada y sostenible en Argentina, creando bioaislantes para pisos, muros, techos y cielorrasos 100% con lana de oveja.
Parte del insumo de lanas gruesas proviene de establecimientos que practican la ganadería regenerativa, brindando un aporte a la captura de carbono y a la lucha contra la desertificación de suelos y la promoción del bienestar animal. La marca tiene una alianza con el establecimiento Cuatro Reinas de Colonia Tirolesa en la provincia de Córdoba, su principal proveedor desde el inicio del emprendimiento, hace un año y medio.
Biodegradable, reciclable y sin scrap
En su proceso productivo no producen scrap industrial, es decir que todo el material que no se comercializa como producto se reinserta como input para ser reprocesado como aislante, o se inserta a través de alianzas como insumo para el agro, en otros flujos productivos. Completando el círculo virtuoso, una vez finalizado el ciclo de vida de la vivienda o edificación, los aislantes tienen el potencial de ser nuevamente reinsertados en otra vivienda o en la cadena productiva, ya que la fibra de lana es altamente reciclable y no pierde sus propiedades.
Además la materia prima es biodegradable y está hecha de queratina, la misma proteína que se encuentra en el cabello humano, la lana puede ser descompuesta por los microorganismos del suelo o el agua. A medida que estos microorganismos descomponen la lana, también se descomponen, lo que sustenta un ciclo de vida biológico continuo; "se degradan casi por completo después de seis meses en el suelo”, destaca Meli.
Con tan solo un año y medio en el mercado y tres años de investigación y desarrollo lograron recuperar 50.000 Kg de lana gruesa y crearon 5.600 m² de obras ejecutadas alrededor del país. Si se considera el dióxido de carbono que las ovejas capturan durante su vida, por cada kilogramo de lana que se recupera se almacenan 1.8 kg de CO2. “Así que, al final, la lana no solo es un producto útil, sino también un "almacén" de carbono que ayuda a reducir la cantidad de dióxido de carbono en el aire”, destaca Meli.
Los aislantes de Biocool aplican para una amplia variedad de climas y para muchos sistemas constructivos. Una aislación térmica correcta nos permite disfrutar de temperaturas confortables durante todo el año, reduciendo la necesidad de calefacción y refrigeración, disminuyendo el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esta tecnología de lana de oveja, regula la humedad, controla la condensación, es antibacteriana, no desarrolla moho y es un biomaterial 100% renovable Co2+. Su línea de productos es apta para todas las zonas bioambientales del país desde climas templados, fríos y extremos y se utilizan para techos, cielorrasos, muros, pisos y para rellenar aberturas y cavidades de reemplazo de espumas sintéticas.
Ahorro energético. Comparado con otros aislantes del mercado, BIOCOOL tiene un costo por m² que es alrededor de un 30% mayor que la lana de vidrio, pero entre un 15% y 40% más económico que la celulosa proyectada, dependiendo del distribuidor y acuerdos locales. Asimismo, la inversión en aislación termoacústica, que representa entre el 1.8% y 6% del costo total de una obra, es marginal en comparación con su impacto en la eficiencia energética y el confort de la vivienda. Además una buena aislación puede reducir el consumo de energía para calefacción y refrigeración hasta en un 30%.
La línea de aislantes BS - Biocool Lana Suelta, se instaló en más de 60 obras privadas y públicas, en diversas provincias como Córdoba, Neuquén, Chubut, Río Negro, Salta, Tucumán y Buenos Aires. Se aplica en todos los sistemas constructivos: steelframe, woodframe, tradicional. Muchas de las obras que aislaron fueron acompañadas de los productos de Rothoblaas, empresa italiana con la cual tienen una alianza comercial ya que ambas marcas somos complementarias.
Tu opinión enriquece este artículo:
Ale Romano Rusiñol :
la Naturaleza diseñó un sistema de aislación térmica, eficiente y ambientalmente coherente, BioCool lo pone disponible para los espacios que habitamos. Conozco el sistema y me parece genial lo que ofrece!!!!