¿Para quién está pensada esta solución? Se podría decir que para un público amplio: clubes deportivos, academias, countries, barrios privados e incluso instalaciones particulares, que busquen una experiencia profesional en el tenis, un mínimo mantenimiento y puedan practicar este deporte los 365 días del año.
El diferencial técnico de la propuesta de GLS Sports aparece en la combinación de materiales:
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Polvo acrílico no ligado, que no absorbe agua, no se desplaza y resiste heladas.
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Césped sintético de polietileno, con estructura fibrilada (100% resistente al desgaste).
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Líneas permanentes integradas, más altas que la superficie, que eliminan el repintado o la reposición constante.
La propuesta ya cuenta con certificación ITF Category 1 – Slow (la misma clasificación que Roland Garros). ¿Qué implica esto para los jugadores? Rebote consistente, rallies largos y un estilo de juego técnico, ideal para entrenamientos profesionales. “La certificación ITF te asegura que la velocidad de juego es similar polvo de ladrillo, están en la misma categoría”, menciona Santiago Braun, business manager de GLS Sport.
Menos horas, menos costos
En cualquier club, la “economía del mantenimiento” termina definiendo qué superficie conviene. Y ahí GLS marca una diferencia clara: mientras que una cancha de polvo de ladrillo demanda 20 horas semanales de riego, barrido, nivelación, marcado y reposición de material, con GLS Sports, el mantenimiento se reduce al extremo: un cepillado ligero y limpieza ocasional cada 2 a 4 semanas. Eso es 96% menos tiempo y una reducción estimada del 87% en costos operativos, números que empiezan a seducir a clubes y countries que buscan eficiencia sin resignar juego profesional.
Además, al no requerir riego, también reduce el consumo de agua, un punto cada vez más relevante en la gestión de predios deportivos y en desarrollos inmobiliarios.
Para jugar… en todo momento
Otro atributo clave de la solución que brinda GLS Sport (especialmente para academias y torneos) es la disponibilidad. La superficie no absorbe agua y puede usarse “post lluvia”, algo impensado en canchas tradicionales. El material no se vuela, no se desplaza y resiste cambios bruscos de temperatura, lo que permite programar actividad durante todo el año sin depender del clima.
Cómo es el proceso de instalación
GLS trabaja con dos escenarios: construcción desde cero (cuando el cliente no tiene cancha previa) y adaptación de base existente (donde se evalúa y repara la superficie para llegar a condiciones óptimas). Una vez aprobada la base, la instalación demanda 3 a 5 días, incluyendo colocación de la alfombra sintética, incorporación del polvo acrílico, cepillado y terminación.
Hoy GLS Sport tiene instalada una cancha con esta tecnología en Provincia de Buenos Aires, y tiene varios proyectos confirmados para seguir instalando canchas en los próximos meses. “Nuestra idea es llegar a todo el país porque nuestro producto resuelve los problemas que hay en cada zona, como el frío en el sur, que hace que se congelen las canchas, o el calor en el norte, que obliga a regar dos o hasta tres veces por día la superficie”, agrega Braun.
¿Su valor? Si bien desde GLS Sport no revelan precios de esta superficie, sí admiten que es más costosa que las canchas tradicionales, y que incluso pueden llegar a costar el doble, pero “mirando la película y no la foto” esta solución resulta ser un ahorro de costos fijos y variables.
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