“Viabilidad política de una vacuna contra la decadencia”, así se denominó el evento de la Bolsa de Comercio de Córdoba donde se presentó el libro que escribieron Osvaldo Giordano, Jorge Colina y Carlos Seggiaro. Lo particular esta vez fue que Giordano lo hizo frente a un grupo de referentes políticos y económicos, entre los que estaban el diputado nacional Rogelio Frigerio; el intendente del partido 3 de Febrero, Diego Valenzuela; el intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora y la vicepresidenta 2° de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Diana Mondino.
Todos intentaron responder la pregunta disparada por Giordano: ¿es políticamente viable una reforma tributaria y financiera como la que propone el libro? (Que, entre otras reformas, propone la necesaria simplificación y reorganización impositiva en Argentina necesita un “súper IVA” que absorba otros tributos como Ingresos Brutos y tasas municipales).
Según el ministro de Finanzas de Córdoba, el año que viene la Argentina tendrá una oportunidad política única para “un ordenamiento integral del Estado” que permita alcanzar el equilibrio fiscal.
Pero, una vez más insiste que “con este sistema de coparticipación es muy difícil alcanzar un equilibrio fiscal. Es casi imposible pensar un sistema tributario distinto y directamente impensable pensar un Estado con mediana eficiencia. Sabemos que tenemos que cambiarlo y que no vamos a poder ordenar el Estado si no abordamos este tema, pero no se sabe cómo cambiarlo”.
Las respuestas
La primera en exponer fue Diana Mondino, quien aseguró que “el sector privado en la coyuntura actual tiene un problema muy grande, que no es solamente el déficit y la bomba de las Leliqs, sino que tiene que ver con que nadie en la función pública sabe cómo funciona el sector privado”, señaló. Y remató: “La Argentina tiene que insertarse al mundo con la capacidad de producir rápido, bien y barato. Si no tenemos una integración entre el sector público y el privado, es muy poco probable que la Argentina pueda crecer”.
“Se nota con mucha claridad la dificultad que hay desde la política en entender cómo funciona la economía del sector privado. No es de sorprenderse, entonces, que a pesar de esta asfixia impositiva que vive la Argentina haya intentos de seguir aumentando los impuestos”, complementó Rogelio Frigerio.
En su visión, la solución sería un cambio de signo político: “hay un mayor apoyo de la población en comparación con el 2015 para encarar las reformas que necesita la Argentina, todos los sentimos, y seguramente el fracaso estrepitoso de este Gobierno, uno de los peores que hemos conocido, ayuda a que la ciudadanía empiece a entender cuál es el camino, que hay que rumbear para otro lado”.
Por su parte, Valenzuela hizo hincapié en la necesidad de achicar el estado (o no agrandarlo). “Hay una parte de nuestra sociedad política que piensa que el desarrollo lo genera el Estado y que el empleo público tracciona el desarrollo, pero en realidad el Estado es un dador de servicios y generador de obras. El Estado tiene que ser de un tamaño razonable y eficiente para poder dar esos servicios -no todos los servicios- y hacer las obras necesarias para que se mueva la economía. Hoy la cosa no está para agrandar el Estado, cuando hay familias que se ajustan debido a la inflación”, afirmó.
¿Fácil de implementar? ¿Quién está dispuesto a asumir ese costo?
La respuesta más política fue la del Intendente de Córdoba, y principal aspirante a la gobernación, Martín Llaryora: “Siento que con el consenso no alcanza. Hay que ir más allá y formar una coalición extensa con líderes capaces de generar un consenso para la Argentina. De manera que si ganamos, ganamos todos. Y si perdemos, perdemos todos. El objetivo debe ser estabilizar la macroeconomía, pero también generar un proyecto de crecimiento y producción”.
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